Para empezar, Bukowski narra en
el libro - a través de su álter ego Henry Chinaski - las aventuras
metropolitanas que vivió recorriendo el país en autobuses (San Luis,
Nueva Orleans, Nueva York, Filadelfia, y vuelta a Los Ángeles), huyendo
del servicio militar con tal de no ir a la II Guerra Mundial. Entonces
nos encontramos en la década de los 40 en Estados Unidos; Hank Chinaski
tiene algo más de veinte años, pasa hambre, padece hasta el tuétano sus
vicios, y tiene muy mala suerte para demostrar sus virtudes.
Viendo ésto la película no tiene nada que ver con el libro, pero está impregnada del estilo y de la temática del amigo Charles. No he visto ni Ordinaria Locura ni El Borracho para comparar, pero dicen que ésta es la mejor adaptación de una obra de Bukowski.
No se me hizo en ningún momento lenta ni tediosa, es más, es esa narración lacónica, fría, la que hace que la película sea como leer alguno de los libros del escritor. Gracias al cielo que el proyecto cayó en manos de un europeo (noruego), pues está latente el estilo nórdico de filmar, sobrio y sin tapujos.
Es, creo yo, una crítica arrolladora hacia todo lo falso y absurdo de nuestra sociedad, a través de un ser absurdo también, despreciable, misógino y alcohólico; pero también es un "escéptico revolucionario", "un truculento mártir enfrascado en una burocracia desalmada y sin escrúpulos", un hombre que se revela contra todos los mal llamados "principios". Una obra llena de un humor negro y sardónico impagable.
Todos lo hacen a la perfección, destacando sobre todos Lili Taylor y Matt Dillon, que sencillamente bordan sus papeles.
Hacer una mención especial a la fotografía, muy conseguida; cada imágen derrocha esa sordidez y esa oscuridad que se encuentran en las páginas del escritor.
Y por último, destacar ese diálogo absolutamente genial que dice más o menos así, y que también está en el libro:
- ¿De qué va su novela?
- De todo un poco.
- ¿Va del cáncer, por ejemplo?
- Sí.
- ¿También sale mi mujer?
- Claro.
Genial. Sin palabras...
Viendo ésto la película no tiene nada que ver con el libro, pero está impregnada del estilo y de la temática del amigo Charles. No he visto ni Ordinaria Locura ni El Borracho para comparar, pero dicen que ésta es la mejor adaptación de una obra de Bukowski.
No se me hizo en ningún momento lenta ni tediosa, es más, es esa narración lacónica, fría, la que hace que la película sea como leer alguno de los libros del escritor. Gracias al cielo que el proyecto cayó en manos de un europeo (noruego), pues está latente el estilo nórdico de filmar, sobrio y sin tapujos.
Es, creo yo, una crítica arrolladora hacia todo lo falso y absurdo de nuestra sociedad, a través de un ser absurdo también, despreciable, misógino y alcohólico; pero también es un "escéptico revolucionario", "un truculento mártir enfrascado en una burocracia desalmada y sin escrúpulos", un hombre que se revela contra todos los mal llamados "principios". Una obra llena de un humor negro y sardónico impagable.
Todos lo hacen a la perfección, destacando sobre todos Lili Taylor y Matt Dillon, que sencillamente bordan sus papeles.
Hacer una mención especial a la fotografía, muy conseguida; cada imágen derrocha esa sordidez y esa oscuridad que se encuentran en las páginas del escritor.
Y por último, destacar ese diálogo absolutamente genial que dice más o menos así, y que también está en el libro:
- ¿De qué va su novela?
- De todo un poco.
- ¿Va del cáncer, por ejemplo?
- Sí.
- ¿También sale mi mujer?
- Claro.
Genial. Sin palabras...
Me parece cuando menos que todo el “realismo sucio” está impregnado en
cierta forma de cierto determinismo geográfico norteamericano que hace
que el donde y el cuando sea más importante que la propia obra artística
en sí. Si se hubiese quedado su familia en Alemania, Bukowski
probablemente hubiera escrito también, e incluso más pero sin embargo no
hablaríamos tanto ahora de él. Es lo que yo llamo los artistas del
imperio, pintores, escritores, escultores, poetas, músicos... que a lo
largo de la historia han sido más conocidos por estar presentes en el
país que en ese momento dominaba el mundo, pero que cien años antes o
cien años después hubiesen pasado mucho más desapercibidos. Por eso es
clave incorporar la variable política siempre al arte.
Algunos pueden decirme que a Bukowski le fue de pena durante mucho tiempo. Precisamente por eso. El efecto rebote le convierte a posteriori en un icono. Yo he conocido gente joven que no son grandes lectores, pero que leían a Bukowski como una marca de rebeldía. Dicho esto desde el punto de vista literario, coincido con la filosofía de este autor de raíces polacas: La sociedad apesta, y sólo queda que rendirme ante lo que fue su vida, ejemplo de constancia ante la adversidad y pasión por la escritura por encima de las circunstancias personales. Sólo que me fastidia enormemente que muchos que ahora leen sus libros, fueron los mismos que le putearon en la fábrica, en el bar o en puti-club, porque la gente no valora lo que ve, sino donde lo ve, y si no estás en un pedestal, te detestan.
Cinematográficamente estamos ante una buena película pero que requiere empatía, evidentemente si no te va el tema más vale que veas las tortugas ninja.
Además de destacar un humor negro y sin concesiones cada vez menos frecuente, hay que quedarse con la actuación de Matt Dillon, que está soberbio, y demuestra que como decía Francis Ford Coppola siempre fue el mejor actor de todos aquellos jóvenes con los que pudo contar en “Rebeldes” o “La ley de la calle”. Si en vez de noruega hubiera sido norteamericana, esta película hubiera tenido muchos más premios y repercusión. Pero claro el director Bent Hamer, no se llama Sean Penn.
Una película para visionar sobre todo esos días que estás hecho polvo, porque no se trata de que te animes, sino de que profundices en el dolor hasta que llegues a las entrañas y sepas quien eres. Ya lo decía el filósofo: Conócete a ti mismo, algo que cada vez ocurre menos.
Algunos pueden decirme que a Bukowski le fue de pena durante mucho tiempo. Precisamente por eso. El efecto rebote le convierte a posteriori en un icono. Yo he conocido gente joven que no son grandes lectores, pero que leían a Bukowski como una marca de rebeldía. Dicho esto desde el punto de vista literario, coincido con la filosofía de este autor de raíces polacas: La sociedad apesta, y sólo queda que rendirme ante lo que fue su vida, ejemplo de constancia ante la adversidad y pasión por la escritura por encima de las circunstancias personales. Sólo que me fastidia enormemente que muchos que ahora leen sus libros, fueron los mismos que le putearon en la fábrica, en el bar o en puti-club, porque la gente no valora lo que ve, sino donde lo ve, y si no estás en un pedestal, te detestan.
Cinematográficamente estamos ante una buena película pero que requiere empatía, evidentemente si no te va el tema más vale que veas las tortugas ninja.
Además de destacar un humor negro y sin concesiones cada vez menos frecuente, hay que quedarse con la actuación de Matt Dillon, que está soberbio, y demuestra que como decía Francis Ford Coppola siempre fue el mejor actor de todos aquellos jóvenes con los que pudo contar en “Rebeldes” o “La ley de la calle”. Si en vez de noruega hubiera sido norteamericana, esta película hubiera tenido muchos más premios y repercusión. Pero claro el director Bent Hamer, no se llama Sean Penn.
Una película para visionar sobre todo esos días que estás hecho polvo, porque no se trata de que te animes, sino de que profundices en el dolor hasta que llegues a las entrañas y sepas quien eres. Ya lo decía el filósofo: Conócete a ti mismo, algo que cada vez ocurre menos.
Me levanté y me fui en
dirección opuesta, di la vuelta a la esquina y subí por Main Street.
Seguí caminando hasta que llegué al cine Roxy.
Había fotos de las actrices colocadas con chinchetas detrás de un cristal junto a la puerta. Entré y compré un ticket. La chica de la taquilla tenía mucha mejor pinta que las de las fotos. Ahora sólo me quedaban 38 centavos. Me introduje en el oscuro teatrillo de ocho filas. Las tres primeras filas estaban llenas.
Tuve suerte. La película no había terminado. Acababa de empezar y yací estaba ella. Personalmente no me ponen tan pequeñas ni flacuchas. Una veterana venida a menos, relegada ahora a papeles de conflictiva o borracha en películas independientes. Aquí teníamos a Lili Taylor como apertura. Probablemente alguna otra había sido asesinada o tenía la regla o había tenido un ataque de histeria en el casting y esta había sido la oportunidad para Lili Taylor de volver a hacer un papel más o menos protagonista.
Pero Lili Taylor era una tipa legal. Flaca, pero con buenas tetas, un cuerpo como un sauce. Y al final estaba hasta sexy. Era como un milagro —suficiente para volver loco a un hombre.
Muchos allí estábamos para ver el cuerpo de Emily Hynnek, actriz que llenaría páginas en internet que intentasen mostrar sus secuencias haciendo desnudos. Pero el plato fuerte era la secuencia de sexo con Marisa Tomei. Tiene más de cuarenta años pero sigue siendo una diosa. Tomei devoró por completo a Matt Dillon que poco podía hacer aparte de dejarse ser cepillado. Ella pareció llegar al clímax. Su cabeza cayó hacia atrás, su boca se abrió...
Yo llevaba la novela de Charles Bukowski en mi bolsillo aunque sus doscientas páginas se podrían resumir en tres líneas de una sinopsis. Pluma afilada y aguda teñida de supervivencia y alcohol. Vocación de perdedor y fracasado, de puro anti-sueño-americano, al fin y al cabo. La película era episódica, triste, sin capacidad de sorprender, con su correctísima factura, sus interpretaciones y sus tetas. De esas películas que apenas cuentan nada y al mismo tiempo muchas cosas.
Tenía sus momento cachondos y para poner cachondos a todos los que estábamos allí.
Y a mí no se me pudo poner dura.
Había fotos de las actrices colocadas con chinchetas detrás de un cristal junto a la puerta. Entré y compré un ticket. La chica de la taquilla tenía mucha mejor pinta que las de las fotos. Ahora sólo me quedaban 38 centavos. Me introduje en el oscuro teatrillo de ocho filas. Las tres primeras filas estaban llenas.
Tuve suerte. La película no había terminado. Acababa de empezar y yací estaba ella. Personalmente no me ponen tan pequeñas ni flacuchas. Una veterana venida a menos, relegada ahora a papeles de conflictiva o borracha en películas independientes. Aquí teníamos a Lili Taylor como apertura. Probablemente alguna otra había sido asesinada o tenía la regla o había tenido un ataque de histeria en el casting y esta había sido la oportunidad para Lili Taylor de volver a hacer un papel más o menos protagonista.
Pero Lili Taylor era una tipa legal. Flaca, pero con buenas tetas, un cuerpo como un sauce. Y al final estaba hasta sexy. Era como un milagro —suficiente para volver loco a un hombre.
Muchos allí estábamos para ver el cuerpo de Emily Hynnek, actriz que llenaría páginas en internet que intentasen mostrar sus secuencias haciendo desnudos. Pero el plato fuerte era la secuencia de sexo con Marisa Tomei. Tiene más de cuarenta años pero sigue siendo una diosa. Tomei devoró por completo a Matt Dillon que poco podía hacer aparte de dejarse ser cepillado. Ella pareció llegar al clímax. Su cabeza cayó hacia atrás, su boca se abrió...
Yo llevaba la novela de Charles Bukowski en mi bolsillo aunque sus doscientas páginas se podrían resumir en tres líneas de una sinopsis. Pluma afilada y aguda teñida de supervivencia y alcohol. Vocación de perdedor y fracasado, de puro anti-sueño-americano, al fin y al cabo. La película era episódica, triste, sin capacidad de sorprender, con su correctísima factura, sus interpretaciones y sus tetas. De esas películas que apenas cuentan nada y al mismo tiempo muchas cosas.
Tenía sus momento cachondos y para poner cachondos a todos los que estábamos allí.
Y a mí no se me pudo poner dura.

Excelente papel de Matt Dillon haciendo de hombre sin éxito, trabajando en distintos trabajos ocasionales que le permitan sólo ganar algo de dinero para sobrevivir y entre ir y venir, dedicación a lo que más le gusta hacer y hace bien, vivir libremente, escribir poemas o relatos, etc., lo cual hace porque necesita hacerlo, porque él ha elegido ser escritor por encima de que alguien lo reconozca o lo tome en cuenta, con todas las consecuencias, hasta el final.
Desde siempre, en Hollywood ha
habido actores interesados en participar en proyectos de menor
envergadura o de un estilo bastante distinto al Hollywoodiense. El más
claro exponente, quizá podría ser Johnny Depp, que ya lo ha demostrado
colaborando en cintas como La novena puerta, Ils se marièrent et eurent
beaucoup d'enfants o Colgados en Los Angeles. Últimamente, también
Portman se ha desvinculado de planet Hollywood para protagonizar la
interesante Free zone. Otro de estos casos, lo obtenemos en esta
película, donde el talento de Matt Dillon, unido al pulso de Bent Hamer,
han logrado un trabajo realmente estupendo y sólido basado en una de
las obras de Bukowski.
Una de las piedras angulares de esta obra es, sin duda alguna, el genial trabajo de Matt Dillon, que ofrece carácter y brio al personaje principal, acompañándolo de otros tintes melancólicos o de soltura cuando es verdaderamente necesario. Los secundarios, cumplen todos, sin llegar a estar a la altura del protagonista, pero conformando un buen trabajo en conjunto y, destacando por encima de todos Lili Taylor, que da cierta desenvoltura a su caracterización, hecho que aporta bastante al global.
Brillante es, también, la labor del director, que obra una cinta con ritmo, sin perder el rumbo en ningún momento, ni rebajarse a los excesos convencionales, pero labrando un intenso metraje, que solo decae en un preciso instante, sin resultar demasiado estrepitoso el mismo. También es de gran ayuda una ambientación malsana por momentos, secuencias de un vigor y una potencia imparables, y algún que otro interesantísimo diálogo.
Se podría decir que, con este, se rompe el típico esquema de biopic edulcorado, rácano y repetitivo, siendo un gran ejemplo de como elaborar, llevar y realizar la personificación de una mente tan curiosa como atípica. Para culminación, algunos momentos están impregnados de un dramatismo y una fuerza increibles en este tipo de proyectos, logrando llegar al espectador y conmocionar, en más de una ocasión, con una historia tan distinta como personal.
Sin dudarlo demasiado, me atrevería incluso a catalogar este film como uno de los mejores del pasado año, que ningún buen cinéfilo debería perderse, pues solo poder observar la actuación del mejor Dillon de estos últimos años, merece la pena. Un exquisito entretenimiento.
De todas las adaptaciones de las novelas de charles bukowski, está es la
única que recoje su espiritu, charles se veía al espejo todas las
mañanas y se decía: soy una mierda.... pero que mierda! buena película
sin dudas, con una buena interpretación de matt dillon, en uno de sus
mejores papeles de su carrera, muy recomendable esta película. Una de las piedras angulares de esta obra es, sin duda alguna, el genial trabajo de Matt Dillon, que ofrece carácter y brio al personaje principal, acompañándolo de otros tintes melancólicos o de soltura cuando es verdaderamente necesario. Los secundarios, cumplen todos, sin llegar a estar a la altura del protagonista, pero conformando un buen trabajo en conjunto y, destacando por encima de todos Lili Taylor, que da cierta desenvoltura a su caracterización, hecho que aporta bastante al global.
Brillante es, también, la labor del director, que obra una cinta con ritmo, sin perder el rumbo en ningún momento, ni rebajarse a los excesos convencionales, pero labrando un intenso metraje, que solo decae en un preciso instante, sin resultar demasiado estrepitoso el mismo. También es de gran ayuda una ambientación malsana por momentos, secuencias de un vigor y una potencia imparables, y algún que otro interesantísimo diálogo.
Se podría decir que, con este, se rompe el típico esquema de biopic edulcorado, rácano y repetitivo, siendo un gran ejemplo de como elaborar, llevar y realizar la personificación de una mente tan curiosa como atípica. Para culminación, algunos momentos están impregnados de un dramatismo y una fuerza increibles en este tipo de proyectos, logrando llegar al espectador y conmocionar, en más de una ocasión, con una historia tan distinta como personal.
Sin dudarlo demasiado, me atrevería incluso a catalogar este film como uno de los mejores del pasado año, que ningún buen cinéfilo debería perderse, pues solo poder observar la actuación del mejor Dillon de estos últimos años, merece la pena. Un exquisito entretenimiento.
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