sinopsis: Andrei Karpov es todo lo contrario de un funcionario de la policía
soviética: ingenioso, delicado, siempre impecablemente vestido, de
gustos exquisitos, aficionado al arte moderno y a los buenos vinos... Y
sin embargo su cometido en el seno de la KGB es de una sordidez
estrictamente policiaca: como especialista en asuntos judíos, Karpov se
encarga de la neutralización del disidente hebreo Levitch. La KGB monta
una compleja operación para acusar a Levitch de espionaje. Pero Karpov,
uno de los cerebros más brillantes de la organización, tiene dos puntos
débiles: uno, su lesión cerebral, que le acosa a fuerza de jaquecas y
ataques convulsivos; y el otro, su debilidad por la bella neurocirujana
Irina Tashenko, cuyo marido simpatiza con los disidentes. Karpov es
operado del cerebro por Irina, y los trastornos de identidad que esto
produce llevan esta dramática historia a un desenlace imprevisible,
lleno de suspense y emoción.
opinión personal: A ratos amena, a ratos inverosimil y a ratos rozando el ridiculo, y la mayoría de veces construida a base de clichés, pero hay que admitir que al menos es una novela valiente. Estamos en la unión soviética, la trama es sencilla, los judíos en la Unión soviética, quieren salir del país e emigrar hacia Israel. Se les denomina los refusenik, viven del estraperlo, son amigos de los periodistas extranjeros al que les cuentan sus penas, y tratan de tener a eminencias de la Unión Soviética de su parte, para provocar el asombro internacional y que así presiónen al estado para forzar su salida.
En medio de estos refusenik, se haya Levitch, que es el líder de todos ellos, y amigo de periodistas americanos cómo Parente. Karpov, jefe de la kgb, tiene que vigilarlo, y le buscará unas pruebas falsas que lo comprometan.
Me decepcionó primero la pobre visión sobre Rusia que ofrece el autor, muy pobre y construida a base de clichés, desde un punto de vista claramente anticomunista y americano, cómo si Rusia fuera el séptimo infierno. Fueron años duros los del comunismo, pero que se miren ellos también el ombligo, ahí están los años de Mcarthy.
Así que no vamos a tener una visión de la rusia de aquella, es una novela construida para y por sus personajes, ellos llevan la trama, los personajes están bien construidos. Sobre todo los que representan al kgb, Karpov: elitista, culto, su jefe Dort, y los secuaces, que representan a todo el aparato.
La trama para meterle un puro a Levitch, es sencilla, no hay demasiada tensión. Además enseguida se mete un segundo hilo de acción en la novela. Karpov ( que es el dueño del destino de Levitch) sufre ataques epilépticos. Total que su antigua amante, le realizará una operación ( aquí dejamos de lado la neurocirugía, y nos pasamos ya directamente a la ciencia ficción) que le escinde los dos hemisferios del cerebro, para que se imponga el que tiene ideas bondadosas.
La novela acaba fatal..... el final es de los más ridiculos que recuerdo, y mira que leido libros. El protagonista mantiene una patética lucha entre el bien y el mal, siendo un personaje contradictorio, una parte de su cerebro quiere matar a Levitch y la otra lo quiere liberar, y tanto dice que lo va a matar cómo que tiene que salvarlo, y así se tiran hojas y hojas.
Una mezcla entre el doctor jekyll y mr hyde, incluso a veces me recuerda a la naranja mecánica, cuando al pobre del drugo Alex, le obligaban a ver esas películas.... tampoco tiene mucho mérito. Ni me gusto la ciencia ficción, ni me gusto la visión tan partidista de la unión soviética, ni me gustó la trama demasiada sencilla- Es el autor de Holocausto, un autor de best sellers, reconocido en todo el mundo, pero no creo que este sea su mejor trabajo.
opinión personal: A ratos amena, a ratos inverosimil y a ratos rozando el ridiculo, y la mayoría de veces construida a base de clichés, pero hay que admitir que al menos es una novela valiente. Estamos en la unión soviética, la trama es sencilla, los judíos en la Unión soviética, quieren salir del país e emigrar hacia Israel. Se les denomina los refusenik, viven del estraperlo, son amigos de los periodistas extranjeros al que les cuentan sus penas, y tratan de tener a eminencias de la Unión Soviética de su parte, para provocar el asombro internacional y que así presiónen al estado para forzar su salida.
En medio de estos refusenik, se haya Levitch, que es el líder de todos ellos, y amigo de periodistas americanos cómo Parente. Karpov, jefe de la kgb, tiene que vigilarlo, y le buscará unas pruebas falsas que lo comprometan.
Me decepcionó primero la pobre visión sobre Rusia que ofrece el autor, muy pobre y construida a base de clichés, desde un punto de vista claramente anticomunista y americano, cómo si Rusia fuera el séptimo infierno. Fueron años duros los del comunismo, pero que se miren ellos también el ombligo, ahí están los años de Mcarthy.
Así que no vamos a tener una visión de la rusia de aquella, es una novela construida para y por sus personajes, ellos llevan la trama, los personajes están bien construidos. Sobre todo los que representan al kgb, Karpov: elitista, culto, su jefe Dort, y los secuaces, que representan a todo el aparato.
La trama para meterle un puro a Levitch, es sencilla, no hay demasiada tensión. Además enseguida se mete un segundo hilo de acción en la novela. Karpov ( que es el dueño del destino de Levitch) sufre ataques epilépticos. Total que su antigua amante, le realizará una operación ( aquí dejamos de lado la neurocirugía, y nos pasamos ya directamente a la ciencia ficción) que le escinde los dos hemisferios del cerebro, para que se imponga el que tiene ideas bondadosas.
La novela acaba fatal..... el final es de los más ridiculos que recuerdo, y mira que leido libros. El protagonista mantiene una patética lucha entre el bien y el mal, siendo un personaje contradictorio, una parte de su cerebro quiere matar a Levitch y la otra lo quiere liberar, y tanto dice que lo va a matar cómo que tiene que salvarlo, y así se tiran hojas y hojas.
Una mezcla entre el doctor jekyll y mr hyde, incluso a veces me recuerda a la naranja mecánica, cuando al pobre del drugo Alex, le obligaban a ver esas películas.... tampoco tiene mucho mérito. Ni me gusto la ciencia ficción, ni me gusto la visión tan partidista de la unión soviética, ni me gustó la trama demasiada sencilla- Es el autor de Holocausto, un autor de best sellers, reconocido en todo el mundo, pero no creo que este sea su mejor trabajo.
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