Sinopsis: Los recovecos del cerebro humano esconden puertas que se abren y cierran caprichosamente. A un lado puede habitar una personalidad normal; al otro, un brutal asesino en serie. Es el caso del psicópata que se hace llamar "El hijo de Lindbergh" y que ha cometido múltiples asesinatos sin ser jamás descubierto ni levantar sospechas. Cuando secuestra a dos niños de familia bien a la puerta del colegio, la investigación se le encarga al detective Cross, un experto psicólogo curtido en los barrios más duros de Washington. El enfrentamiento entre Cross y el perturbado, la brutalidad -e inteligencia- con la que actúa, la personalidad asesina, y el extraño comportamiento de algunos de los investigadores del servicio secreto sirven de eje a una trama de final imprevisible. James Patterson, que ya en 1976 recibiera el premio Edgar Allan Poe, construye aquí un rompecabezas de tensión casi insoportable, comparable a las mejores novelas de terror psicológico contemporáneas. En la película del mismo título el papel del detective Alex Cross es interpretado por el actor Morgan Freeman.
Opinión Personal: La hora de la araña, es un thriller absolutamente espectacular. James Patterson no es Ellroy, pero es lo que más se le acerca. Estamos en Washington, hay un serial killer en la calle, con doble personalidad, padre y marido ejemplar, y asesino por las noches, James Soneji, puede adquierir cualquier personalidad, es persuasivo, planea siempre sus ataques a las familias y a los niños y nadie le consigue atrapar, tengo que decir que el retrato que hace Patterson del psicopata es brillante, y precisamente es el personaje de Soneji, el que lleva a la trama en volandas.
La novela arranca con un secuestro. Soneji, se hace pasar por profesor de matemáticas y rapta a dos niños de familias multimillonarias para pedir un rescate de 10 millones de dólares. No le mueve solo la codicia, también la sed de sangre, en su enfermedad mental, asesina a familias, para pagar los malos tratos que sufrió de pequeño, es su paranoia, a cada familia que asesina, piensa que es la suya. La primera parte de la novela, es electrizante. Yo diría que las primeras 100 páginas son de alto voltaje. La trama te lleva en volandas, quieres saber que pasó con los niños, y te lleva en volandas, porque Soneji, es el protagonista en esta primera parte, y su personalidad enfermiza, es la que atrapa al lector, aparte de sus planes, porque en realidad el juega con la policia, dejando pistas falsas, para que se vuelvan locos, cómo todo psicopata es un sociopata, se cree superior y quiere ser el centro de atención al precio que sea.
La segunda parte de la novela, el ritmo decaé bastante. Soneji, decide llamar la atención, y para eso, entrá en un mcdonals a tiros, consigue que lo atrapen. En el juicio tratá de engañar a todos, haciendo ver que tiene una doble personalidad, para ingresar en un manicomio y esquivar la pena de muerte. Es en esta parte, dónde más entrá en acción el protagonista de esta novela, el psicólogo y policia Alex Cross. Un hombre cuya mujer falleció en un tiroteo, con dos hijos a su cuidado, este hombre se toma este caso de forma personal, además asistimos en la segunda parte de la novela, a las sesiones de Cross con Soneji, a su vida familiar y su vida amorosa, cómo empieza una relación con la investigadora del fbi, Jezzie, una chica con un pasado turbio. Esta es la parte más sosa de la novela, pero necesaria, pues nos sirve para trazar un pérfil psicologico sobre jezzie y Cross, que son determinantes en el desenlace.
En cuanto a las últimas páginas, vuelven a ser electrizantes. Soneji se escapa de la cárcel y va a por Alex Cross, un nuevo intento de seguir llamando la atención, pero eso no es lo más importante, nos espera una gran sorpresa en la parte final de la novela, que no desvelaré por supuesto, pero es un bombazo que no te esperas.
Me gustó mucho la novela, es un thriller que tiene una trama muy bien construida, y te sorprende, no deduces nada. A su vez el pérfil de los personajes está muy logrado, sobre todo el del serial killer Soneji, que es el que más va a atrapar al léctor. Me gusta que no haya doble moral en este libro, ni final féliz, en realidad es una novela amarga y muy real. Ambientada en los barrios bajos de Washington, muy bien lograda la psicología de esos barrios y sus diferentes clases sociales, sobre todo es un buen retrato de la clase media americana, una novela que recomiendo, se lee de un tirón.
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