El teatro de sombras antecedente del cine, de la plasmación de imágenes en un plano, es otro arte que conecta con el concepto de fotografía. Los más remotos antecesores del teatro de sombras, están en las cavernas, cuando el hombre primitivo, proyectaba su sombra frente al fuego. En el siglo IV aC, encontramos a las sombras adoptando un carácter metafórico en el Mito de la Caverna de Platón. Los antecedentes del teatro de sombras datan de la prehistoria, cuando el hombre primitivo, hacía sombras con su cuerpo y manos, frente a las fogatas.
Ya en el siglo IVaC, en el Mito de la Caverna, de Platón, las sombras adoptan un carácter de referencia de la realidad del ser. Suponen la imagen del mundo de las ideas, trascendiendo lo que podemos percibir con los sentidos.
Las primeras manifestaciones de esta modalidad de artes escénicas provienen de India y China. Las sombras poseen connotaciones mágicas en casi todas las culturas, despertando los sueños, el subconsciente, el espíritu. Estas formas inestables invitan al la imaginación y creación, estimulando la fantasía. Por ello, las sombras representan historias de fuerte contenido fantástico, por la capacidad de mutar, de insinuar sin dejar ver, deformar la realidad. La sombra es intocable, permanece en un plano ajeno.
El Dalang, o titiritero, era un personaje importante en Indonesia e India, pues representaba epopeyas por medio de las sombras, entrando en contacto con el mundo superior y restableciendo el equilibrio entre las fuerzas de la comunidad, por lo que tenía el carácter de sacerdote. Tenía como misión, educar y transmitir valores morales al pueblo, empleando los mitos para ello. Esta tradición se mantiene todavía en Indonesia.
Las marionetas para el teatro de sombras, se fabrican con piel de búfalo. Son figuras muy estilizadas, caladas en distintos tamaños y pintadas con vivos colores. Los personajes son héroes, dioses, princesas, animales, gigantes, etc.
La pantalla que se emplea para la proyección de las sombras, es de lino, y se ilumina con una lámpara de aceite o eléctrica.
En China, una leyenda cuenta el origen de esta modalidad. Según la misma, el emperador Wu-Ti, ante la pérdida de su amada esposa, pierde el gusto por la vida, por lo que todos en la corte, intentan reanimarle sin éxito.
Hasta que llega Sha-Wong, quien afirma que puede revivir a la emperatriz. Para lograrlo, coloca al emperador frente a una tela tendida entre dos postes y sobre ella, hace aparecer la sombra de la amada, la que conversa con el emperador de recuerdos comunes. Un día, el emperador olvida su promesa de no tocar la tela, y al hacerlo, descubre a Sha-Wong, agitando una figura de mujer delante de una lámpara. Una de las versiones del final de esta historia, dice que en homenaje al montador de sombras, le permite que siga practicando su arte.
El teatro de sombras chino, es el único que incorpora decorados, muebles, plantas, palacios y animales. Las obras poseen un carácter sagrado y los personajes representan a entidades del más allá. Las figuras están hechas con pie de camello o buey.
Los jesuitas introdujeron el teatro de sombras en Europa, a través de sus rutas de evangelización.
En 1772, Dominique Séraphin, instaló su teatro en Versalles con gran suceso. Las compañías itinerantes italianas contribuyeron a su difusión por toda Europa.
En España, el teatro de sombras no llegó hasta bien entrado el siglo XIX, cuando adquirió cierta popularidad entre la burguesía y la intelectualidad española. Dos de sus grandes impulsores fueron Pere Romeu y Miguel Utrillo, quienes entre 1897 y 1898 realizaron varias representaciones en la cervecería modernista “Els Quatre Gats” de Barcelona.
Otra cocepto de teatro de las sombras actual, es el llevado a cabo por la compañía de danza Pilobolus, donde el material se concreta en el propio cuerpo.
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