Una serie de brutales crímenes está sacudiendo la
ciudad de Filadelfia. Varias jóvenes católicas han
aparecido torturadas y con las manos en cruz asidas a un rosario.
Una pareja de detectives, el veterano Kevin Byrne y la joven policía
Jessica Balzano, intentará acabar con esta espiral de violencia,
pero el abismo de la maldad humana es casi imposible de controlar.
Se acerca la Semana Santa y la cifra de muertes aumenta… cuando
llegue el día de la resurrección sólo quedará
una cuenta del rosario… y será la más dolorosa.
lo comparan con l.a confidential de james ellroy, pero no tiene nada que ver, yo más bien lo compararía con la película seven.
Es un thriller policiaco sobre atrapar a un asesino en serie, orientado
hacia la religión. Típico libro que se lee de un tirón, y que al
acabarlo, pasan dos semanas y ya no te acuerdas de que iba. Pero el
momento de la lectura es sabroso.
Estos thirllers prima la acción más que los personajes. Aún así su
autor, richard montanari, trata de darle a los dos detectives cierta
presencia, historia personal y nos intenta también contarnos su vida
fuera de las oficinas. ( poli viejo y una poli jovén) es un buen
intento, que le da un aire más elaborado a la novela, pero muy aburrido,
porque la trama se come a los personajes, suele pasar.
Esas aburridas páginas las pasas pronto, para concentrarte en la trama,
otra cosa que me aburre mucho del libro, es que el poli viejo, nos
cuenta sus viejos casos, y nos aburren también.
Pero si nos centramos en la trama en si, la principal, esta cojonuda. Un
asesino en serie que se carga a varias jóvenes, no sabemos el motivo,
bueno, al final lo sabremos. Ya os digo que si la leis, no vais a
averiguar ni de coña quién era el asesino.
Otro defecto que le veo, la novela está ambientada en filadelfia, el
autor no pinta ni bien ni mal la ciudad, simplemente no convierte a la
ciudad en protagonista de la historia. Aún así me quedó con las últimas
50 páginas, son bastante electrizantes, y nos llevaremos al engaño,
porque el autor muy sabiamente, nos hace confundirnos continuamente con
la identidad del asesino, que cómo dije, será quién menos te lo esperes.
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