El anónimo detective de El misterio de la cripta embrujada, El
laberinto de las aceitunas y La aventura del tocador de señoras regresa a
la acción en tiempos de crisis. Contra su voluntad, es decir, movido
por la amistad y sin un euro en el bolsillo, vuelve a ejercer de
insospechado sabueso en la Barcelona de hoy en una carrera contrarreloj
por desarticular una acción terrorista antes de que intervengan los
servicios de seguridad del Estado.
Es la vuelta al ruedo del detective anónimo de Mendoza, en su cuarta entrega. No sé si lo escribió por propia iniciativa o la editorial le obligó a ello. Me e leído toda la saga, y este es sin duda el peor. Me encanta Mendoza, vaya por delante.
Este detective anónimo es el intento de ridiculizar una novela que a finales de los setenta estaba de auge, cómo era la novela negra. Y es que las aventuras de este hombre son quijotescas. Tenemos con escenario a la barcelona más hampona, con sus callejones más sucios, y una amalgama de personajes que van desde trepas, timadores, hampones, vividores...... un auténtico parque jurásico de las cloacas barcelonesas, que nos arrancara muchas carcajadas. Por su lenguaje quijotesco, la enorme imaginación del autor, y las locas aventuras y múltiples enredos a los que le mete.
Esta vez nuestro heróe, sigue en la peluqueria de su hermana, sin dar palo al agua, tenemos una trama: su amigo rómulo el guapo, desaparece misteriosamente y el lo buscará. A la vez asistimos a su desordenada vida, y cómo unos chinos de un bazar se hacen pasar por su amigo, y el acaba siendo su humilde trabajador, está es la parte más ingeniosa de la trama, sin lugar a dudas, con el bosquejo de personajes que pululan por la novela, desde estatuas humanas, a acordeonistas comunistas.... hilarante.
Aquí no falta de nada, la trama es un enredo monumental en el que se ve envuelto hasta la mismisima angela merkel, amenazada por un terrorista de nombre pilila.....
Ocurrente, pero le falta la chispa, la frescura de otras ediciones de echo el final es algo amargo, y nos muestra que nuestro heroe sin nombre, está cansado de corretear por ahí adelante.
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