La pintura de Andrey Lekarski provoca una experiencia inusual, una
manera diferente de mirar nuestra vida diaria. Su exposición en 1978 en
la Galeria Liliane François titulada "safari en las tullerías" ´, en francés "Safari aux Tuilerie"
, es una etapa de este proceso. A partir de lo que podría ser una
broma, Lekarski sustenta un pensamiento acerca de las relaciones
humanas, condiciones de vida, la mezcla de actividades entre la vida
urbana y la vida salvaje y el pulso de la ciudad. En esta exposición,
que fue un acontecimiento de la vida artística de parís, el museo de
arte moderno de la ciudad adquirió una de sus pinturas "Katia en el
País de las Maravillas"(
Desde muy temprano se interesó por la escultura. A partir de moldes de
modelos antiguos, propone ensamblajes sorprendentes fijados de manera
permanente en una especie de "collage
de bronce". En un proceso de delirio sobre las formas en el fragor del
instante, transportado por su amor a la libertad y una permanente
felicidad. Una manera eficaz de expresar sus fantasías, utilizando un
lenguaje lleno de símbolos. El refinamiento de sus pátinas dan un tono
definitivo y duradero a sus extravagantes obras.
Después de christo
Andrey Lekarski es el artista búlgaro con más alta reputación en
Occidente. Pionero en Europa su obra está marcada por la mezcla de
culturas que caracterizan el siglo XXI. La tradición eslava, rica en
humor y pasión, imprime en sus bronces el vigor de la autenticidad.
Lekarski cree firmemente en una cultura global, una especie de Banco
Mundial, donde los valores de cada país, cada grupo étnico traerá un
nuevo sabor, una connotación especial. Podemos entonces decir que
Lekarski representa "el verdadero sabor de Bulgaria" en la escultura.
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