Antes de comenzar he de confesar que al leer este libro me encontraba ante dos posibles caminos, por un lado estaba mi admiración por Eduardo Mendoza, autor con el que realmente he disfrutado con obras como “El misterio de la cripta embrujada” y sobre todo “Sin noticias de Gurb”, uno de los mejores libros de humor que se han escrito según mi opinión, por otra parte tenía el hecho de que normalmente los ganadores del Premio Planeta no me han gustado. Lamentablemente he de decir que finalmente esta segunda opción ha sido la ganadora.
Mendoza nos presenta el Madrid de 1936, una época de grandes cambios, en la que introduce un elemento extraño y ajeno, un crítico de arte, Anthony Whitelands que nos va a permite ver todos estos cambios y situaciones desde un punto de vista imparcial. Si algo se le puede agradecer al autor es su intento por introducirnos en la sociedad de la época y en darnos una breve clase de arte sobre Velázquez, además de intentar tratar a ciertos personajes de la historia de España como gente de calle, al margen de sus ideas políticas, todo esto siempre entrecomillado claro, por que como sabemos la imparcialidad en este tipo de cosas es casi imposible. Sin embargo no es aquí donde falla Eduardo Mendoza si no en el desarrollo de la trama y en los propósitos de los personajes.
En ningún momento he llegado a empatizar con ninguno de ellos, no he sentido la confusión de Anthony al llegar a una ciudad llena de cambios e intrigas, no he sentido ningún tipo de ternura por la pobre Toñina pese a su desgraciada situación, no he amado ni odiado a Paquita, personaje supuestamente extremo que nos debería conducir por un viaje de sensaciones encontradas y lo único que me provocó fue indiferencia, en definitiva, los personajes me han sido completamente ajenos, ni he sufrido por sus destinos, ni me he divertido con sus tropiezos.
La acción está bien narrada, a estas alturas no podemos dudar de las dotes de escritura de alguien como Mendoza, pero es muy inconexa, da saltos de un lugar a otro, y o bien deja asuntos sin resolver o lo hace de un modo muy simple y atropellado, por no hablar del final que por decirlo de un modo suave y sin querer desvelar nada es muy decepcionante.
En definitiva un libro muy olvidable, que supone una pequeña decepción para mí respecto a la figura de Mendoza, aunque quiero pensar que una vez acabado este encargo, (porque pienso que todos los premios Planeta son encargos,), volverá a ser el autor que tanto me gusta.
a LA novela le cuesta arrancar, al principio te tiene despistado, despues va cojiendo forma pero aún así no consigue atar cabos sueltos, creo que Mendoza no sabía por dónde tirar al final, y nos propone un final muy poco convincente, es cómo si lo escribiera a toda prisa, y no consigue liarla parda, como de un autor de este calibre se espera.
Tiene dos vertientes este escritor, la cómica con su personaje creado, ese loco peluquero. Y otra más seria mezcla de géneros policiacos, como es la obra maestra la verdad sobre el caso savolta, o otros buenos títulos, como una comedia ligera, el año del diluvio. En realidad solo tiene para mí un libro muy malo, que es Mauricio las elecciones primarias.
Esta novela, es el premio a toda una maravillosa trayectoria, pero no premia en concreto este libro que es de los más flojos del autor.
No se a podido resistir a introducir algo tan en voga como es meter a personajes históricos en la acción, los dibuja bien? manuel azaña sale en un capitulo y tira de cliche tras cliche. al igual que franco y sus matarifes. Más lograda es la figura de jose antonio primo de rivera, dejandonos apuntes interesantes sobre su forma de ser, bastante compleja por cierto.
Todo escritor español que se precie, siempre tiene la tentación de hacer una novela sobre la guerra civil, pero hay que decir a favor de Mendoza, que si bien la trama hace aguas, es muy original. Un acierto notable es el insipido protagonista, anthony whitelands, que sea un inglés el protagonista, es un acierto, porque es cómo si el lector tuviera que ser a la fuerza neutral entre rojos y fachas.
Otro sello del autor, es meter siempre a un personaje del hampa, en este caso son higinio zamora zamorano ( mendoza siempre ironiza con el nombre de sus protagonistas) y la toñina... pero carecen de magia, como aquel nemesio cabra gomez del caso savolta.
Novedoso es sin duda, situar la acción en el madrid prebélico, como también lo és, el hacer una novela sobre los golpistas.
Normalmente la literatura española a dado miles de titulos sobre la guerra civil española, normalmente al lado de los vencidos, otras de menor calidad sobre los vencedores, incluso ucronías sobre la guerra civil. como las escritas por diaz plaja o torbado ( en el día de hoy, premio planeta tb).
Pero poco se a escrito sobre los vencedores y cómo planificaron el golpe. En este caso, a Mendoza sutilmente se le nota a favor de la republica. Y nos presenta dos tipos de golpistas, los de la falange encabezados por el soñador jose antonio, del que deja caer algún lazo con la unión soviética, carlos rojas también se atrevió a hablar sobre las coincidencias entre jose antonio y stalin en su gran novela: " memorias inéditas de jose antonio".
pues bien nos habla del fuego que intentó implantar jose antonio en España, que se acabó quemando.Su fusilamiento, fué una auténtica alegría para Franco que no contaba para nada con la falange. Hay todo un misterio sobre la figura de jose antonio primo de rivera.
Y de eso se aprovecha bien eduardo, en realidad la trama del supuesto cuadro de velazquez, tan sólo es un señuelo para hablarnos de la figura de jose antonio y cómo se lo acabarón comiendo los militares golpistas. Y es en esto en lo que falla la novela, el lector puede despistarse intentando seguir las pistas del protagonista whitelands, que cómo todos los protagonistas de Mendoza, no se entera absolutamente de nada. El cuadro es lo de menos, y de echo Eduardo ( le tuteo, porque me leí todos sus libros y es cómo si lo conociera) nos da unas conclusión apurada sobre el enigma del cuadro. En cambio mi queja sobre el libro, viene de dos puntos: esta vez no a conseguido crear unos personajes míticos: whitelands cumple su cometido de ser el tonto del que todos se aprovechan, el protagonista de novela perfecto, sobre todo en novelas de intriga. Jose antonio está muy conseguido, los del hampa muy flojos, y los marqueses de estella, sólo me convence Lilí, En cambio paquita no me gusta, sus explicaciones finales no me convencen en absoluto.
Pero si bien no hay mucha acción, la intriga se sirve a pequeñas dosis, aunque como ya dije, esta vez no a conseguido crear una gran trama.... las ideas eran buenisimas para hacer una obra cumbre de la literatura, pero se queda tan solo en un buen libro.
Aún así se disfruta como si de caviar se tratara. El madrid prebelico, está menos que más conseguido. Más que nada porque lo vemos casi siempre desde el punto de vista de los más poderosos, y yo no pienso como tolstoi que sólo los ricos tienen una vida interesante, más bien todo lo contrario.
Me parece genial que el protagonista sea un marchante de arte, de echo a levantado mi curiosidad sobre la vida de velazquez y sus ayudantes. Las conversaciones entre personajes como siempre con eduardo, caviar puro y duro. Se disfrutan y destilan humor, inteligencia y una pluma afilada como muy pocas hay.
Con todo el libro se disfruta muchísimo así que feliz viaje al mundo de eduardo mendoza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario