Sinopsis: El prestigioso neurocirujano David Evans se enfrenta a una terrible
encrucijada: si su próximo paciente sale vivo de la mesa de operaciones,
su pequeña hija Julia morirá a manos de un psicópata.
Para el Dr. Evans se inicia una desesperada cuenta atrás cuando descubre
que el paciente que debe morir para que su hija viva no es otro que el
presidente de Estados Unidos.
Con su habitual maestría en la literatura de intriga, Juan Gómez-Jurado atrapa irremediablemente al lector. Una novela apasionante, emotiva
e inquietante, que se desarrolla en 63 frenéticas horas, que no da
respiro en su lectura y que plantea un dilema moral imposible que puede cambiar el curso de la historia.
Opinión Personal: Lo primero que se me paso la cabeza al leer la
última página de esta novela es que me había entretenido a ratos ( sobre
todo las primeras 200 páginas) pero que no me dejó huella ninguna, tan
poco huella que tampoco recomendaría encarecidamente su lectura, salvo
que te apetezca algo veraniego, un Thriller de lectura rápida.
Gómez Jurado tiene una forma de escribir muy cinematografica y sabe como
atrapar al lector, para mi gusto su mejor novela es Espia de Dios.
Tiene una forma sencilla de narrar y sobre todo su punto fuerte es que
tiene un ritmo narrativo altísimo, que ya quisieran muchos para sí.
La historia en si parece la de cualquier guión de mediopelo del cine
Yankee más comercial. Raptan a la hija del dóctor Evans y le ponen en el
compromiso de operar al presidente de Estados Unidos, no puede salir
vivo del quirófano, su no cumple con su parte, matan a su hija.
El típico dilema moral de que hacer, el amor de su hija contra el
juramento que hizo al ejercer su profesión, algo muy Hollywoodiense....
si aún encima metemos en la ensalada al presidente de Estados Unidos, ya
ni te cuento, tema trillado donde los haya pero que en la gran pantalla
siempre funciona, de echo creo que se va a hacer una peli sobre esto,
ya me imagino a Denzel Washington encarnando al doc Evans.
Pese a lo trillado del argumento las 200 primeras páginas son de alto
voltaje. El ritmo altísimo que tiene Gómez- Jurado, a la altura de los
maestros del Thriller.... queremos saber más y más. El comete el acierto
de que el lector se ponga de lado del Dóctor Evans. El dóctor Evans y
el lector son la misma persona, ambos no saben lo que sucede. Evans se
deja llevar mientras va recibiendo mensajes de los raptores de su hija.
Acepta el juego resignado y se propone asesinar al presidente de los
Estados Unidos que padece un cáncer en estado muy avanzado. El problema
viene cuando a Gómez Jurado se le da por darle profundidad a sus
personajes a mitad del relato.
Va combinando el thriller, la acción con pinceladas de los personajes y
sus historias del pasado que lo único que hacen es ralentizar el relato.
Se agradece que Gómez Jurado trate de dotar de personalidad a sus
personajes, pero no es Trevanian ni tampoco Montalbán.
El problema es que sus personajes están construidos a golpe de cliché y
mata un poco a la novela. Hay tres personajes principales... yo diría
que cuatro. El dóctor Evans, neurocirujano y típico héroe americano que
siempre está de mal humor y bebe café y que siempre tiene una frase
ingeniosa para chafarte la mañana, un dóctor House en potencia, tan
insoportable como genial. Es también el héroe americano porque se hizo a
si mismo, salió de un hogar de acojida y acabo siendo uno de los
mejores neurocirujanos del mundo... un personaje sin ninguna
personalidad pero al menos es algo llevadero, pues en el recae todo el
peso de la acción y estás deseando leer las partes del dóctor Evans.
Rachel es la mujer del dóctor Evans, murió tras una enfermedad
fulminante sin que el dóctor Evans se enterase, culpándose de su torpeza
de por vida. Ella está muerta pero como si se tratara de Rebeca ( quién
no recuerda la bellísima película de Hitchcock basado en un relato de
Daphne du Maurier y protagonizada por el atormentado Lawrence Olivier y
el ángel puro de Joan Fontaine) todos los personajes la acaban citando y
tiene su peso en la novela. El problema es que el autor la pinta como
la mujer perfecta y un amor perfecto... algo también muy del cine
americano más comercial y ridiculo.
Después tenemos a Kate, la hermana de Rachel. Pertenece al FBI y es una
amargada. Se dedica a investigar el caso contrareloj para echarle una
mano a su cuñado. En la parte central de la novela, el dóctor Evans
comparte el protagonismo con Kate y el ritmo decaé muchísimo, porque las
partes de Kate son simplemente infumables. Se vuelven todavía más
ridiculas cuando confiesa que está enamorada del dóctor Evans obligando
al léctor a pasar las páginas en espera de algo de acción, un personaje
nada acertado y de lo más ridiculo.
Como ridiculo es el personaje de White, el malo de la novela. Parece
extraído de Shibumi de Trevanian, pero es una versión comercial y
hollywodiense. Nos venden que tiene todo bajo su control, que no tiene
escrúpulos, un ser satánico y casi perfecto, demasiado cliché.
Como hay clichés en las situaciones que nos depara la novela. Como por
ejemplo cuando el dóctor Evans le compra una pistola a unos pandilleros,
ahí tenemos el típico retrato de como la clase acomodada blanca ve a
los negros. También tenemos situaciones que parecen extraídas de
cualquier serie americana de médicos... muy cinematográfico y cero
creíble.
Conclusiones rápidas de la novela. En las primeras 200 páginas, Gómez
Jurado logra que el léctor sea el dóctor Evans y trate de salir de un
laberinto en el que te sorprende practicamente en cada página, esta muy
logrado. Pero a mitad del relato quiere dotar a sus personajes de
personalidad, nos vende la aburrida historia de amor del dóctor Evans
con su mujer, la todavía más soporifera historia de amor inconcluso con
Kate y lo mezcla con un relato de acción que va a menos y que casi
parece secundario, pierde el efecto la novela, porque la acción decaé en
su ritmo y esa es la gran baza de este escritor, el ritmo narrativo y
en la segunda parte de la novela, cae a plomo.
En cuanto a elementos morales en esta novela... pues como no, también
son clichés americanos, es como si el autor estuviera pensando en una
película yankee y la estuviera proyectando en su mente. Un hombre mata
por su familia esa es la gran conclusión, algo que en España no nos cabe
en la cabeza pero que en Estados Unidos está al orden del día porque
cualquiera puede tener un arma. Sin desvelaros el final, diré que lo
adivine desde la mitad de libro, porque al tirar de tanto cliché, estaba
claro que el presidente de los Estados Unidos no puede salir ni con una
arruga en el traje del quirofano, por lo tanto una especie de happy end
pero algo amargo.
Decepcionante, la verdad es que la ponen por las nubes pero no me
convenció en absoluto, tan solo disfrute de la primera parte de la
novela, por la mitad se me hizo muy pesada y el final me pareció
precipitado y cojido con pinzas, a otra cosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario