además de ayudar a controlar la exposición, la apertura influye en lo que se denomina profundidad de campo, que es un indicador de la proporción de imagen que aparece nítida a ambos lados, por delante y por detrás del punto del encuadre sobre el que se ha enfocado.
La profundidad de campo se advierte mejor cuando la imagen contiene elementos situados a una distancia diferente de la cámara y produce un gran efecto sobre el fondo, que este salga nítido o desenfocado depende de la apertura usada.
Por ejemplo una grande como f/4 generará una profundidad de campo pequeña y todo lo que quede detrás del punto focal saldrá seguramente borroso algo muy útil en los retratos.
En cambio una apertura reducida como f/22 ampliará la profunidad de campo y hará que quede enfocada una mayor parte de la escena.
Esta caracteristica también varía en funcion de la longitud focal del objetivo y la distancia entre la cámara y el sujeto.
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