lunes, 21 de septiembre de 2015

el alquimista impaciente

España- Argentina  2002 110 minutos. directora: Patricia Ferreira. música: javier navarrete, jose nieto. fotografia: marcelo camorino. productora: tornasol films. guión: Patricia Ferreira, Enrique Jiménez (Novela: Lorenzo Silva). reparto: Ingrid Rubio, Roberto Enríquez, Chete Lera, Adriana Ozores, Miguel Ángel Solá, Jordi Dauder.
sinopsis:  En un motel de carretera es hallado el cadáver de un hombre desnudo y atado a una cama. El sargento Rubén Bevilacqua (Vila) y su colega Virginia Chamorro se encargan de la investigación del caso, que es especialmente delicado porque Trinidad Soler, el muerto, era ingeniero de una central nuclear, de modo que la prensa se ha apuntado a las especulaciones más tremendistas. La víctima era un hombre corriente, apreciado en su trabajo, casado y con hijos pequeños y, en principio, no hay sospechosos. Lo único que averiguan Bevilacqua y Chamorro es que el ingeniero había llegado al motel acompañado de una joven muy guapa, que ha desaparecido sin dejar el menor rastro. Se llega a la conclusión de que la muerte debió producirse por accidente y el caso se archiva. Sin embargo, tres meses más tarde, la aparición del cadáver de una mujer en un bosque, hace que la investigación se reanude
 Segundo largometraje de la directora Patricia Ferreira, quien después de la exitosa “Sé quien eres” repite género con este thriller que adapta el libro homónimo de Lorenzo Silva. Con una historia compleja, con muchos detalles e intrigas por resolver, su versión cinematográfica tiene su punto fuerte en la actuación de la pareja protagonista: Ingrid Rubio (“Taxi”) y Roberto Enríquez (“Marta y alrededores”), quienes ya habían trabajado en el anterior filme de la directora.
 Una película carente de ritmo. Cuando alguna escena introduce un atisbo de intriga, rápidamente es sustituida por otra serie de escenas que no ofrecen el mismo interés y que producen simple aburrimiento. Pero eso no sería un defecto excesivamente grave si el guion tuviera un mínimo de coherencia. Gran parte de las cosas suceden porque sí, sin más. Todo parece desbordado por unas conversaciones pretenciosas y vacuas, poco acordes con el tono de la película.
 La creación de una película al hilo de una novela no siempre es tarea fácil. En este caso no puede afirmarse que sea un acierto la adaptación de “El alquimista impaciente” de Lorenzo Silva, que acababa de ganar el Premio Nadal de 2000. Porque lo importante en literatura no es tanto el propio argumento como la forma en que se narra, en el estilo literario y la brillantez de la escritura. Trasladado al cine, eso tiende a perderse y lo que importa y da valor a la película es la imagen, la forma de contar, no en palabras sino en imágenes. Las novelas no deben transcribirse al cine, sino que el cine debe inspirarse simplemente en las novelas.
“Se pilló los dedos tontamente” dice el sargento Bevilacqua refiriéndose a un detenido que lo ha sido cuando se ha acusado al huir innecesariamente. “No hay ninguna prueba concluyente”, dice por su parte el empresario Zaldívar, el que es apuntado como responsable real. Son frases que aparecen en la propia novela pero que reflejan unos hechos que, llevados a la película, resultan demoledores cuando se pretende un thriller. En la novela esa ambigüedad final tiene un tono absolutamente distinto.
Cometido ese error, las imágenes no lo compensan. Hay una cierta corrección de oficio, pero nada más. La música pesa negativamente porque, en ocasiones, es simplemente ruido. Las interpretaciones y los caracteres son en algunos momentos forzados tratando de recoger en imágenes lo que la novela describe en palabras. La pareja de guardias civiles, Rubén Belvilacqua y Virginia Chamorro, resulta algo desconcertante a quienes no conocen a estos protagonistas de otras novelas de Silva. Y hay momentos simplemente malos.
https://www.youtube.com/watch?v=Nsh3J2hqdkE
trailer

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