En Rochester, estado de Nueva York, George Eastman, empleado de banca, se dedicaba por la noche a experimentar la aplicación de gelatina sensible sobre placas de cristal. En 1879 , patento en Inglaterra una máquina de su invención que aplicaba el gelatino bromuro de manera homogénea. En 1880, patentó su invento en Usa. La casa Antony empezó a distribuir placas secas de Eastman y el precio de las cámaras bajó sensiblemente: Una cámara de formato cuatro por cinco inches con trípode, objetivo y 12 placas Eastman se vendía por 12 dólares con veinticnco centavos.
En 1991, Eastman abandonó su puesto en la banda para dedicarse por entero a su incipiente industria fotográfica. Sustityó la placa de cristal por el papel y, en 1999, sacó la primera cámara Kodak 100 vistas con rollo de papel . Los fotogramas, circulares, medían unos cinco centímetros de diámetro. La máquina se entregaba cargada y, una vez impresionadas las cine vistas, el fotógrafo aficionado mandaba la cámara a la fábrica, donde se procesaba el rollo y se devolvía al cliente la cámara nuevamente cargada, acompañada del negativo revelado y de las copias positivas, todo por 10 dólares. La máquina costaba 25 dólares.
You press the botton, we do the rest ( usted aprieta el botón, nosotros hacemos el resto), el lema de la nueva marca, resumía la gran idea comercial que ponía la fotografía al alcance de todos. En 1889, el rollo de papel fue sustituido por uno de celuloide: el carrete de película había nacido.
En 1890, la Kodak número 2 permitía sacar 140 vistas de 9 cm de diámetro. En 1895, salió la kodak pocket, que se podía cargar y descargar a la luz con un carrete de 12 vistas; costaba cinco dólares. En 1900, la kodak, número 5, plegable, contaba con un objetivo de tres diagragmas y varias velocidades. el mismo año apareció la kodak brownie, con seis visitas, que valía un dólar e iba destinada a los niños.
Con el siglo XX, ya funcionaba a gran escala la mayor industria fotográfica, anunciando la multinacional que es en la actualidad. El gran acierto de Eastman fue juzgar la baza del aficionado; su dedicación a la divulgación popular permitió más adelante a la firma figurar en la vanguardia de las investigaciones más sofisticadas, costeadas por la seguridad de disponer de un inmenso mercado.
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