sinopsis: Un hombre ciego, sordo y mudo es acusado de un asesinato ocurrido en el
barco que regresa de viaje con su esposa. El protagonista -jacques
vauthier- se declara culpable, pero el abogado del caso presiente que
algo se esconde detras de todo el suceso. La dificultad de comunicacion
es una barrera para llegar a desentrañar el caso. El analisis
psicologico que se despliega en la novela es interesante.
opinión personal: Cómo novela, flojísima. El típico pastiche de hojas
amarillentas, novelas de bolsillo baratas de lectura sencilla.
Personajes mal trazados, cómo el del protagonista Deliot,que roza el
ridiculo, a mi por ejemplo me recordó a los clásicos de Agatha Christie y
Conan Doyle, el típico abogado viejo, bonachón y de inteligencia
afilada.... un cliché auténtico.
La trama en sí, narra el caso de un asesinato ocurrido a bordo de un
barco. Un hombre americano es asesinado en su camarote, al lado del
cuerpo aparece un sordo mudo y ciego, que se niega a defenderse y
mediante traductor afirma que es el asesino.
De echo todo el mundo le cree culpable, y por el hecho de ser sordomudo y
ciego, el triple mal cómo dicen en esta anticuada novela, se niegan a
defenderle hasta que Deliot se hace con su caso. El sordomudo, resulta
ser un hombre de personalidad complejo, un intelectual que escribió una
novela en Braille y que el abogado leera atentamente descubriendo que es
un hombre muy sensible.
La novela simplemente nos presenta este problema al inicio, el juicio
que ocupa toda la parte central de la novela y el desenlace, muy clásico
todo. En el plano policiaco, hay que ser realistas y admitir que está
novela nunca destacaría bajo ningún aspecto. Sus personajes son planos,
sólo el acusado presenta un leve interés, la trama no es atrayente,
porque es obvio de que es inocente desde un inicio, y es obvio desde el
móvil del asesinato hasta el asesino, no tenía mucha imaginación este
autor. La narrativa es muy pobre, para mi Guy Des Cars, es un autor muy
flojo.
De esto te das cuenta cuando llevas toda la vida leyendo. Ahora bien,
tiene alguna cosa interesante. Y lo que se sale de lo habitual en esta
novela es el personaje del asesino o mejor dicho del hombre acusado de
asesinato. El sordomudo y ciego, es interesante dos aspectos de la
novela sobre esta discapacidad. La primera en el plano personal: durante
el juicio nos presentan a su familia, a su mujer, a los que le formaron
y de unos y otros el autor jugará a despistar al lector con las típicas
triquiñuelas de autor, unos personajes nos dirán que es una bestia y
otros que es una personaje inteligente, amorosa y amable. Iremos
oscilando de un lado al otro, pero la falsa culpabilidad y la trama
están tan torpemente trazadas que no picaremos el anzuelo que nos
tienden.
Lo más interesante ya, sin lugar a dudas, es cómo se veía una
discapacidad en 1958. Las duras palabras para describir esta dolencia,
que no me apetece reproducir, son reflejo de cómo evolucionamos en
algunos aspectos, para bien, cómo sociedad, aunque aún queda mucho
camino que recorrer. También subrayó que el autor se documentó sobre
que instituciones se ocupan de estos casos y del método de enseñanza que
utilizan con ellos. Eso es lo original y salientable, de una novela,
que, le quitamos eso, y no presenta ningún interés.
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