director: elia kazan. 1951. Actores: marlon brando, vivian leigh, karl malden.
Blanche, que pertenece a una rancia familia sureña arruinada, es una mujer madura y decadente que vive anclada en el pasado. Diversas circunstancias la obligan a ir a vivir a Nueva Orleans con su hermana Stella y su cuñado Stanley, un hombre rudo y violento. Su actitud remilgada y arrogante esconde un escabroso pasado que la ha conducido al desequilibrio mental. Su inestable conducta provoca conflictos que alteran la vida de la joven pareja.
El encuentro de dos almas atormentadas por un intenso dolor ya que sus vidas han sido azarosas bajo diferentes escenarios, pero bajo un mismo sufrimiento.
El peso de los historiales de Stanley (Marlon Brando) y Blanche (Vivien Leigh) hace que sus vidas sean dolorosas aunque ellos mismos no lo sepan. Y son dolorosas por que son dos seres inadaptados a una sociedad que los aplasta. Es como si el polaco y la madame imploraran que algo superior a ellos viniera y los hiciera sentir en paz. Pero esto no es así. Su y realidad es destruirse así mismos
Y no tolerar al otro que esta frente a sus ojos. Son dos fieras enfermas que no escapan a su pasado y que sangran, como si quisieran escapar de su jaula.
Por eso madame Dubois llora y Stanley grita: ¡¡¡Sssteeellllaaa!!!
Un grito, un aullido que rompe la noche aciaga del barrio mugroso y patético de Nueva Orleans.
y críticas en las que es prácticamente imposible aportar nada nuevo ó simplemente decir algo que no haya sido dicho. Este es uno de esos casos.
Estamos ante una película mítica donde las haya, de esas que no pueden faltar en los manuales del maravilloso invento de los Lumiére y que jalonan su historia, protagonizada por actores de primerísimo nivel que se ganaron a pulso, a fuerza de actuaciones como ésta, el que sus nombres figuren, en esos mismos libros, con letras de oro.
Vivien Leight no sólo será nuestra eterna Scarlata O,Hara sino también la mítica Blanche Dubois (nombre de hada), a Karl Malden no lo recordaremos solo por el padre Barry de La ley del silencio sino también por este Mitch enamorado (y desengañado) de Blanche y sobre todo y sobre todos, Marlon Brando para el que cualquier calificativo positivo que yo pueda decir no sería mas que una repetición de cientos de miles anteriores.
Tal vez una censura menos protectora de nuestras virtudes morales nos hubiese permitido comprender y saborear mejor esta historia de pasados que se fueron y realidades en las que hay que sobrevivir, donde todo consiste en caminar hacia delante so pena de encontrarte con la locura esperándote junto a la puerta de tus fantasías. A diferencia de la novela de Tenessee Williams donde los cabos (sexuales) no están sueltos, aquí no acaban de encajar.
Se nos ocultan datos por así decirlo. La dichosa y eterna censura cercena esos deseos que no sólo se escriben en el frontal de un tranvía sino en los ojos (y más allá) de Stanley frente a Blanche ó de Blanche frente a la mítica camiseta sudada de Brando. Que se escriben en el beso de Blanche al joven cobrador y que encierran un pasado que, siendo absolutamente clarificador para desentrañar la historia, se nos ha ocultado.
Este desconcierto, digámoslo así, respecto a ciertos detalles de la historia, resta algunas décimas a la valoración de esta película por la que Brando debió, sin ninguna duda, recibir el Oscar (aunque se hubiesen tenido que conceder 2 aquel año).
El guión está escrito por el propio Williams y la adaptación corrió a cargo de Oscar Saul. Contiene grandes personajes muy bien presentados que se desarrollan hasta un clímax final impactante y demoledor. La película sufrió la malograda censura (afortunadamente, la edición en DVD permite recuperar el montaje inicial), ante todo la historia es magnífica, está llena de diálogos magistrales y situaciones brillantes como la “reconciliación” entre Blanche y Mitch, la escena censurada de tensión sexual entre Stanley y Blanche o todo el tramo final (por cierto, magnífico). Sin lugar a dudas, se trata de una de las mejores adaptaciones al cine, la mejor de una obra de Williams y uno de los mejores guiones de la historia.
Las actuaciones son soberbias. Marlon Brando conquistó la fama con una interpretación magistral llena de miradas que causan miedo; sin duda es una de las grandes actuaciones de la historia del cine (y Brando tuvo tres…). Viven Leigh obtuvó su segundo Oscar con una de sus últimas actuaciones, haciendo un personaje espléndido con miradas llenas de miedo y una expresividad muy efusiva. Karl Maden brindando otra (inmensa) actuación secundaria y Kim Hunter haciéndose un hueco con otra actuación excelente actuación.
La parte técnica destaca una fotografía brillante que encierra a los personajes en sus jaulas, de las cuáles solo escapa al final uno de ellos cuatro. La música es delicada, ambiental, pasional y bucólica. Por otra parte, destaca un montaje muy bien elaborado.
En general constituye una de las mayores películas de todos los tiempos, un título imprescindible para los amantes del drama y un título clave en Hollywood por sus actuaciones (catapultó al magistral Brando) y por trasladar uno de los mayores textos teatrales de ese país.
La película se adentra poco a poco en las mentes de estos personajes, Blanche, Stan y Blance, tres personajes bien retratados y actuados, especialmente la pobre Blanche.
Un hombre machista, de los barrios bajos queriendo imponer su poder en la casa que él reina y domina, sometiendo a todo lo que le rodea e imponiendo su ley, un carácter característico de aquellos que participaron en la segunda guerra, con tendencia al alcohol y a la violencia somete a su pobre mujer la cual a veces se siente con la necesidad de ser sometida, dos personajes que a su manera se entienden bastante bien.
El entendimiento de estos dos personajes se rompe hasta que aparece la hermana de Blance, Blanche una mujer con miedo a la vejez, a la muerte, alcohólica y una serie de cosas que le llevan a un trastorno psicológico escondiendo bajo una mascara de inocencia un sórdido y negro pasado.
Uno acaba odiando a los personajes, sintiendo lástima por todos y queriendo saber la verdad de todos que solamente en algunos momentos uno llegará a suponer ya que solamente se rozarán ciertos temas sin llegar a hablar con pura claridad.
La película trata a los personajes con dureza haciendo que se enfrente entre ellos sin piedad.
Con esa música jazz se consigue ese toque especial y americano, una música que enmarca a los personajes en el ambiente de los barrios bajos de New Orleáns.
Cuando estás ante una obra maestra, hay poco que añadir. Esta obra encumbró a Marlon Brando, no a la categoría de gran actor, o el mejor actor de todos los tiempos, si lo prefieren. Lo elevo a la categoría de mito viviente, escalón del que no se bajaría jamás, en su dilatada carrera. El no actuaba, el vivia a través de sus papeles. Una obra cumbre, que si no la vistes aún, no sé a que esperas.
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