a Exilim EX-Z57 es una cámara elegante, de dimensiones reducidas y poco peso. Destaca entre las demás por su diseño cuidado, aunque seguramente lo que más llame la atención no es su robusto cuerpo de aluminio o la buena distribución de los botones, sino la pantalla TFT de 2,7 pulgadas que ocupa casi toda su parte trasera. Su velocidad de encendido, de 1,6 segundos, y sus 5 megapíxeles tampoco se quedan cortos. Pero aunque el diseño y los píxeles tiren de espaldas, no son necesariamente un síntoma de calidad si no van del brazo de otras prestaciones a la misma altura.Ahora que las diferentes marcas ya están superando aquello de la guerra de las resoluciones, el nuevo frente de la batalla gira en torno el tamaño de los monitores. La Exilim EX-Z57 no se queda corta en este aspecto; al contrario, su mejor baza se basa en la impresionante pantalla TFT de 2,7 pulgadas que ocupa casi toda la parte trasera de su cuerpo. Tanto es así que Casio ha prescindido en ella del visor óptico para no aumentar el tamaño de la carcasa. La EX-Z57 es un tanto proclive a suavizar las imágenes que captura. En situaciones de buena iluminación, casi no se nota, pero en cuanto baja el contraste de la escena resulta innegable que las tomas padecen una considerable pérdida de definición.
Los colores, el foco e incluso el ruido se ven afectados por este "apastelamiento", comparable al efecto de desgaste de la ropa cuando la sometemos a excesivos lavados
Tampoco hay que pensar que se trata de una mala cámara. Para la finalidad por la que ha sido concebida, cumple con creces. Sin embargo, si somos coherentes y lo que buscamos es una máquina para hacer las fotos de cumpleaños y vacaciones, hay artículos más modestos y con menos pantalla que pueden brindarnos más calidad.
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