sinopsis: Truman Burbank es un hombre corriente y algo ingenuo que ha vivido toda su vida en uno de esos pueblos donde nunca pasa nada. Sin embargo, de repente, unos extraños sucesos le hacen sospechar que algo anormal está ocurriendo.
Peter Weir es un grandísimo director ( véase "Master and Commander" o " El club de los poetas muertos), que cuando estaba terminando esta última recibió un guión un tanto peculiar. Trataba de la vida de Truman Burbank, un individuo que tras ser adoptado por un prodcutora de televisión, protagoniza un programa, un tanto especial, donde él vive una vida, su vida, dentro de un plató gigante, en el que todos son actores y actrices, y el lugar donde vive, al estar rodeado de agua, le hacen creer que es una isla, es decir, Truman es una estrella de un programa de Tv, pero sin saberlo.
La película en sí, es un crítica contra los programas de reality show, que por aquella época, estaban arrasando la parrilla de televisión.
Así nació, un guión buenísimo y original, que fue encargado a uno de los grandes maestros del séptimo arte y dónde Jim Carrey hace una estupenda interpretación, la mejor de su carrera, sin duda.
También destacar las grandes interpretaciones tanto de Laura Linney, cuyos papeles siempre le van como anillo al dedo, y la de Ed Harris, que resulta creíble y fantástico, como el maligno presentador del programa.
En definitiva, una gran película, que recibió un gran apoyo tanto de crítica como de público, altamente recomendable y, que de seguro, gustará a todos por igual. Esta es seguro, la película que estaban esperando
La verdad es que vivimos en una época en que las películas se dividen en tres tipos principales: Acción, violéncia y sexo. Es algo normal ver estos tres géneros tipos juntos en una super producción de Hollywood que tanto ha alimentado a directores como Michael Bay y parecidos. Pero entonces surgen joyas como estas, increíbles y originalísimas películas hechas por el placer de dirigir y no del dinero que van a ganar. Y es que el show de Truman es:
- Una película inocente en la que se narra la vida de un hombre sencillo que vive una vida falsa retransmitida las 24 horas en un canal con máxima audiéncia. Es sencillo el Truman Burbank que vemos y cuya vida seguimos. El director juega con nosotros transformándonos en espectadores del programa, ese programa que retransmite la vida de Truman. Un inocente hombre de calle.
- Una película atrevida ya que critica duramente a los programas estilo Gran Hermano, que a mi ni me van ni me vienen por el hecho de que todos los que salen ahí lo han elegido los participantes para obtener un cachito de fama. Fama que les perdurará toda la vida o sólo unos días, pero aun así fama. Lo que pretende Weir es mostrarles como personas inocentes sufren sin que nadie haga nada, sino al contrario aplaudan cada putada de los productores. Aunque pase de estos programas no significa que no me de asco que la gente vaya creando este tipo de telebasura que sólo sirve para justificar que no tienen vida propia y se han de meter en la de los demás.
- Una película original con una historia atrevida e inocente, como mencioné antes. Es un guión que no permite la violéncia, es un guión pacífico que sólo hace que entretener al espectador como un espectaculo de magia sin necesidad de usar la violéncia, el sexo, los tiroteos interminables o las desangraciones en directo. Porque a veces la palabra es más fuerte y causa más impacto que la violéncia. Hace años ponías una sombra y la gente de la sala se cagaba patitas abajo, ahora cortas un brazo en primer plano y la gente te pide que además le hagas caer el ojo en una explosión de sangre. Pero a veces salen guiones que dejan al público boquiabierto.
- Una película con una banda sonora genial, con genial me quedo corto, excelente, grandiosa, el alma de la película. Una banda sonora que convierte los últimos diez minutos en una obra de arte con mayúsculas. La vi por primera vez en la tele y me encantó, por segunda vez en el cole, y por tercera vez en casa.
ara mi, sin duda, es el mejor papel de Jim Carrey. Una interpretación soberbia. El guión genial de principio a fin. Por si alguien no lo sabe, el planteamiento de esta película es el mito de la caverna de Platón llevado a la pantalla. El mito es el siguiente: varios prisioneros viven en una caverna desde que nacieron y nunca nadie había salido de ella por lo que todos creían que esa era la verdadera realidad. Desde que nacieron no vieron nunca otra cosa que que no fuera la caverna, sus pareces y sus sombras. Así, si alguien les hablara de un mundo exterior que está fuera de la caverna y que es verdaderamente real, no lo creería ninguno. Uno de los prisioneros consigue escapar y ve el mundo real, pero cuando vuelve a la caverna a decírselo al resto de prisioneros nadie lo cree. Lo toman por loco. Así, el ser humano cree lo que tiene delante de sus ojos y ello no tiene necesariamente que ser real.
¿Qué pasaría si alguien nos dijera que nuestra vida es una farsa, que no es real, que la realidad es otra? Pues diríamos que esa persona está loca. En esta película Jim Carrey descubre por él solo que está dentro de la caverna... y luchará por salir.
Esta cinta de Peter Weir me impactó del mismo modo que la obra póstuma de Kubrick, Eyes Wide Shuts, por su temática.
Son de esas películas que hacen que el espectador saque sus propias lecturas.
Narrada y filmada de manera absolutamente impecable, Weir supo imprimir su particular y personalísimo sello cinematográfico, secundado también por unas maravillosas interpretaciones de todo su reparto coral.
La forma de actuar de Carrey en esta cinta me recordó particularmente al personaje de Lemmon en Irma La Dulce (Wilder). Ed Harris es un valor seguro, aportando siempre un carisma arrollador en cada una de sus interpretaciones.
Pero es que todo, absolutamente todo en esta película rezuma ARTE y entretenimiento.
Como dijo el simpático agente de seguros de vida, y protagonista de la cinta, Truman Burbanks: "...se trata sólo de la vida... de mi vida...".
Visionándola, se me vino a la cabeza un conglomerado de ideas tan dispares como, la ductilidad del ser humano en general, tal y como demostró anteriormente Orwell en su obra "1984" aunque el contexto fuera muy diferente, la fragilidad y la obstinación del ser humano, y sobre todo la continua lucha en el proceso de evolución humana.
Llena de inolvidables y bellísimos planos, además de una meritoria banda sonora, esta cinta será con toda seguridad un clásico del séptimo arte, por frescura, poderío narrativo y técnico, capacidad sugestiva y sugerente y sobre todo porque al visionarla es seguro que no te dejará indiferente.
El Solipsismo o "ego solus ipsus" traducido de forma aproximada a "solamente existo yo". Y básicamente sin meternos en berenjenales, es tener consciencia de que lo único que podemos asegurar es la existencia de nuestra propia mente y que todo lo que nos rodea puede ser producto de nuestra mente. Puede ser falso, una ensoñación, puede no significar nada o todo. Ser solipsista es muy cansado si te lo tomas en serio.
El Show de Truman al igual que hace Matrix, da vueltas sobre el mismo eje; la existencia y la realidad del ser humano.
¿Es necesario ver esta película?. La respuesta es si. Porque vas a preguntarte cosas que antes te planteabas de pasada.
Pobre Truman y gran Jim Carrey, una de sus mejores películas.
Es cómico e interesante ir descubriendo al mismo tiempo que Truman Burbank, como va notando los detalles que delatan una falsa vida, un montaje televisivo.
Ver los anuncios que van metiendo los personajes en las conversaciones, publicidad subliminal dirían algunos. Especialmente con su mujer, una Laura Linney totalmente desquiciada en su papel.
Las conversaciones con el amigo del alma bajo las estrellas. Noah Emmerich con Marlon, consigue dejarnos bueno el ánimo con cada una de sus apariciones, a los espectadores de este singular show.
El reencuentro con su padre. ¡Que grande es la televisión!.
El collage que hace de la chica a base de recortes de trozos de revistas. Recordaba guapa y elegante a Natascha McElhone en Ronin, pero aquí tampoco esta nada mal, aun saliendo poco en pantalla.
Y todo siendo observado atentamente por el creador y a su manera, padre de ese hombre feliz llamado Truman; Cristof.
Ed Harris le da esa seriedad a todo lo que hace, desde el personaje mas importante, hasta el que apenas sale unos minutos, y aquí no iba a ser menos. Sus frases hacen reflexionar, como toda la película. Representa un Dios y cumple su cometido, sin duda.
El show de Truman es tan grandiosa porque bien podríamos ser protagonistas de algún show parecido, bueno en algúnos casos, malo en otros, pero por creer se puede creer en todo o en nada en esta vida.
Sino pionera, de las que no se olvidan con el paso del tiempo y eso ya es decir mucho.
Despertarse. Mirar de reojo el puto despertador. Apagarlo. Cerrar los ojos. Caer en la cuenta: llego tarde. Levantarse entre quejidos. Un pie, otro. Locomoción para principiantes. Enfundarse el disfraz que toque esa mañana. Desayunar o no desayunar, eterno dilema. "Ya tomaré lo que sea de camino". Lavarse los dientes y dedicarle una sonrisa a ese yo irreconocible en el espejo. Saludar al vecino con un gesto. Despedirse del portero. Pisar la calle. Enfilar el mismo sendero de siempre con las mismas prisas de siempre. Ponerle nombre a los desconocidos. Sortear un bache. Notar el peso de los claxons y el molesto olor del tubo de escape. Impacientarse. Alcanzar entre empujones tu destino, sudoroso. Dedicarle tantas horas a un trabajo o a encontrarlo (puto paro) para, acto seguido, abandonar esa silla con tu nombre y retomar el camino de siempre con las prisas de siempre rumbo a un hogar quién sabe si cálido o frío. Perder el hilo y preguntarse la hora, el día, el año y las arrugas. Llegar, al fin ponerse cómodo -o intentarlo-, enchufarse un cigarrito ("lo estoy dejando"), comer algo consistente y encender la tele. Apagarla ("nunca ponen más que mierda"), abrir un libro, quedarse dormido y, de madrugada, gatear como un zombie hasta la cama... para reiniciar, de nuevo, con la impotencia matemática de los desheredados, el ciclo voraz en que tu existencia pasó a ser un naufragio. Y ahogarse. Ahogarte en interrogantes...
//Punto y aparte para hablar con uno mismo//
¿Tan seguro estás de la ausencia de sorpresas? ¿O acaso te has rendido? ¿No te das cuenta de que un pequeño cambio en la cadena de acontecimientos debiera bastar para apreciar lo genuino, su arte? ¿Qué vas a elegir?, porque la elección existe. ¿Ser una sombra de ti mismo o, al contrario, como Truman, arrojarte al mar en un pequeño bote y desafiar a la tormenta? ¿Mirar la vida siempre tras ese cristal en que te encierras o encañonarla de cara y marcar tú mismo el compás de los minutos? ¿Alimentarte de los restos que queden de historias pasadas o ajenas a ti o hacer del presente la mayor aventura imaginable y trascender el desencanto?
Pero también es una película muy humana, en la que vemos a un hombre, jim carrey ( su mejor actuación) en plena crisis, sin saber lo que quiere, ni quién le quiere... absolutamente perdido en un mundo que por instantes le empieza a parecer irreal.
El que le controla su mente es ed harris, acostumbrados a verle en papeles de duro, nos sorprende hacerle en el papel de un excéntrico director de programa. También destacar el buen guión, y la banda sonora. Una película que para mi gusto, con pulp fiction, la mejor de la década de los 90.
Gran peli,la única que me gusta del tal Carrey.no deja de ser una visión positiva del show mismo de la vida
ResponderEliminarpues sí, una vida dentro de otra vida, el mundillo de la telebasura y la vida de uno, visto desde el punto de vista de las audiencias, para echarse a temblar.
ResponderEliminar