Si hay algo que este drama de Zinnemann nos comunica con fuerza, es que lo único que podemos hacer es ser quienes somos.
No sirve de nada engañar a los demás y tratar de engañarnos a nosotros mismos, pretendiendo ser alguien que no podemos ser.
Muchas de las decisiones que tomamos implican compromisos, renuncias, bendiciones, sacrificios, alegrías y sufrimientos, en distintas proporciones. Una mujer que se consagra a ser monja debe aceptar y hacer suyos el compromiso, la renuncia, el sacrificio y el sufrimiento, recibiendo a cambio las bendiciones y las alegrías que conlleva la recompensa espiritual y divina. Librará una lucha constante para despojarse de su orgullo, de su vanidad, de su amor propio, de sus deseos carnales y de su rebeldía. Tendrá que esforzarse cada día por ese camino de perfección lleno de humanas imperfecciones, tendrá que tropezar mil veces para levantarse mil veces y seguir. Porque el orgullo, la vanidad, el amor propio, los deseos carnales y la rebeldía son como los pulmones, como el corazón, como todos los órganos vitales. Están tan presentes y tan arraigados en nuestro espíritu como los órganos lo están en nuestro cuerpo.
Por ello, el camino de una esposa de Cristo no es como caminar por la ininterrumpida paz de un túnel de luz cegadora. Puede llegar a ser un camino lleno de zarzales espinosos que rara vez ofrece paz interior. Porque la verdadera virtud de quien se consagra a Dios no es la imposible posesión de la perfección del alma, sino su búsqueda incansable. Sabiendo que la lucha será perpetua y aceptándola como la parte más difícil del sacrificio.
Tratar sin tregua de vencer los mundanos impulsos y sentimientos. Sin lograrlo completamente, pero domándolos y controlándolos cada vez con mayor eficacia, gracias a la ayuda de la experiencia, de la fuerza interior y, sobre todo, de la verdadera vocación. Puede que esto último sea lo más esencial para lograrlo.
Zinnemann, por medio de la batalla interna de la hermana Lucas, nos muestra una de las cosas más complicadas en esta vida: encontrarte a ti mismo.
Cinta llena de conflictos interiores propios de quien siente el llamado de ser religioso pero en el fondo siempre se cuestiona si es su verdadera vocación.
Una película que nos adentra de forma intimista en los pormenores de la vocación consagrada, muy bien retratada por parte del director quien desarrolla un filme sobrio, delicado y verosímil en todo momento y que su principal mérito es el de escarbar en la interioridad de quien deja todo por servir a los demás. Se resignan un mejor vivir y una posición acomodada por brindarse a los demás. Claro que todo tiene un precio, y en este filme se exponen en forma fehaciente las complicaciones que surgen del olvidarse de uno para entregarse al silencio, a la obediencia y a la más extrema humildad.
Sin lugar a dudas que esta cinta es reflexiva y promueve a meditar sobre el sacrificio que por allí algunas personas consagradas hacen al tomar los votos, sin dejar de reflejar los tremendos traumas existenciales que ello puede provocar.
Destacable el papel de Audrey Hepburn, quien logra una interpretación memorable, donde refleja a la perfección todo ese universo psicológico enmarañado propio de las dudas sobre la vocación consagrada.
Una película que nos adentra de forma intimista en los pormenores de la vocación consagrada, muy bien retratada por parte del director quien desarrolla un filme sobrio, delicado y verosímil en todo momento y que su principal mérito es el de escarbar en la interioridad de quien deja todo por servir a los demás. Se resignan un mejor vivir y una posición acomodada por brindarse a los demás. Claro que todo tiene un precio, y en este filme se exponen en forma fehaciente las complicaciones que surgen del olvidarse de uno para entregarse al silencio, a la obediencia y a la más extrema humildad.
Sin lugar a dudas que esta cinta es reflexiva y promueve a meditar sobre el sacrificio que por allí algunas personas consagradas hacen al tomar los votos, sin dejar de reflejar los tremendos traumas existenciales que ello puede provocar.
Destacable el papel de Audrey Hepburn, quien logra una interpretación memorable, donde refleja a la perfección todo ese universo psicológico enmarañado propio de las dudas sobre la vocación consagrada.
Decimoquinto largometraje del austríaco Fred Zinnemann (1907-97) (“Solo ante el peligro”, 1952). El guión, de Robert Anderson ("Té y simpatía”, Minelli, 1956), adapta la novela biográfica “The Nun’s Story” (1956), de Kathryn C. Hulme, basada en la vida de Marie-Louise Habets (1905-86). Se rueda del 24/I al 25/VI de 1958 en escenarios reales de Bélgica (Brujas, Froyenne y West-Vlaanderen) y de la República del Congo (Kisangani, leprosería, estación de ferrocarril y mercado nativo) y en los platós de Cinecittà (Roma), con un presupuesto de 3,5 M USD. Nominado a 8 Oscar, gana un Bafta (actriz) y la Concha de plata (actriz) de San Sebastián. Producido por Henry Blanke para la Warner, se proyecta por primera vez en público en sesión de preestreno el 18-VI-1959 (NYC).
La acción dramática tiene lugar entre 1927 y 1944 en Bélgica y, sobre todo, en la República del Congo. Gabriela van der Mal (Hepburn), de unos 22 años, de familia acomodada, hija de un reputado cirujano viudo, pese a las reticencias paternas, ingresa como postulante en el convento de las Hermanas de la Caridad de Jesús y María, congregación fundada en 1803 por Peter Triest en Lovendegen (Bélgica). Como religiosa toma el nombre de hermana Luke y cursa estudios de enfermería en la Escuela de Medicina Tropical. El papel de la madre Emmanuelle, superiora, corre a cargo de Edith Evans y el de cirujano belga Dr. Fortunati, que trabaja en Kisangani, a cargo de Peter Finch.
El film desarrolla un drama psicológico. Compone el retrato profundo, detallado y consistente de un personaje singular y apasionante, de extraordinaria penetración y riqueza de detalles. Ocupa el centro del relato y se presenta construido con habilidad y esmero. La aportación más importante de la cinta viene dada por la profundidad psicológica de su análisis y la sutileza de los medios empleados en la tarea. La evolución del personaje a lo largo de 17 años intensos de vida, con cambios de destino y trabajos, se basa en un brillante conocimiento y manejo de los recursos psicológicos y de la fuerza de afirmación de una personalidad humana que se sitúa fuera de lo común. Luke es batalladora, generosa, entregada y dispuesta incondicionalmente al servicio de los demás.
La descripción de las incidencias que marcan su experiencia misionera y monástica atesora entre líneas la exploración de su lucha interior, la nobleza de sus sentimientos y, sobre todo, la eclosión que se produce en la sociedad occidental de una matriz nueva de valores superiores a los tradicionales, que se han demostrado insuficientes para inspirar y motivar la vida colectiva de una sociedad con nuevos problemas, nuevas metas y nuevas necesidades, a raíz de la IIGM y sus consecuencias. La madre Luke (Hepburn) sufre en su intimidad los embates de la confrontación que se produce en el mundo entre valores emergentes y caducos, valores nuevos y viejos, valores de presente y los del pasado.
La acción dramática tiene lugar entre 1927 y 1944 en Bélgica y, sobre todo, en la República del Congo. Gabriela van der Mal (Hepburn), de unos 22 años, de familia acomodada, hija de un reputado cirujano viudo, pese a las reticencias paternas, ingresa como postulante en el convento de las Hermanas de la Caridad de Jesús y María, congregación fundada en 1803 por Peter Triest en Lovendegen (Bélgica). Como religiosa toma el nombre de hermana Luke y cursa estudios de enfermería en la Escuela de Medicina Tropical. El papel de la madre Emmanuelle, superiora, corre a cargo de Edith Evans y el de cirujano belga Dr. Fortunati, que trabaja en Kisangani, a cargo de Peter Finch.
El film desarrolla un drama psicológico. Compone el retrato profundo, detallado y consistente de un personaje singular y apasionante, de extraordinaria penetración y riqueza de detalles. Ocupa el centro del relato y se presenta construido con habilidad y esmero. La aportación más importante de la cinta viene dada por la profundidad psicológica de su análisis y la sutileza de los medios empleados en la tarea. La evolución del personaje a lo largo de 17 años intensos de vida, con cambios de destino y trabajos, se basa en un brillante conocimiento y manejo de los recursos psicológicos y de la fuerza de afirmación de una personalidad humana que se sitúa fuera de lo común. Luke es batalladora, generosa, entregada y dispuesta incondicionalmente al servicio de los demás.
La descripción de las incidencias que marcan su experiencia misionera y monástica atesora entre líneas la exploración de su lucha interior, la nobleza de sus sentimientos y, sobre todo, la eclosión que se produce en la sociedad occidental de una matriz nueva de valores superiores a los tradicionales, que se han demostrado insuficientes para inspirar y motivar la vida colectiva de una sociedad con nuevos problemas, nuevas metas y nuevas necesidades, a raíz de la IIGM y sus consecuencias. La madre Luke (Hepburn) sufre en su intimidad los embates de la confrontación que se produce en el mundo entre valores emergentes y caducos, valores nuevos y viejos, valores de presente y los del pasado.
Primera hora de película dedicada exclusivamente a la formación de la novicia. Aterroriza. Doctrina comparable a la militar. Tú dejas de ser tú. Tan sólo eres un instrumento de dios.
Las monjitas veteranas les regalaban a las nuevas lo que parece ser un látigo para autoflagelarte. Pero de buen rollo eh!!; que incluso sonríen cuando hacen la entrega. Tras el obsequio, dan las instrucciones; No hables, no pienses, no recuerdes... incluso si puedes pegar el soplo de algún pecadillo de otra hermana hazlo. Ellas (las pecadoras) están instruidas para dedicarte una plegaria como gratitud por ayudarle a ser mejor persona. Aquí los chivatillos de toda la vida hacen su agosto.
Las monjitas veteranas les regalaban a las nuevas lo que parece ser un látigo para autoflagelarte. Pero de buen rollo eh!!; que incluso sonríen cuando hacen la entrega. Tras el obsequio, dan las instrucciones; No hables, no pienses, no recuerdes... incluso si puedes pegar el soplo de algún pecadillo de otra hermana hazlo. Ellas (las pecadoras) están instruidas para dedicarte una plegaria como gratitud por ayudarle a ser mejor persona. Aquí los chivatillos de toda la vida hacen su agosto.
Aunque no tan recordada como "Desayuno con diamantes","Historia de una monja" supuso la mejor interpretación de Audrey Hepburn en el cine, a la que le asignaron este papel tras el rechazo de Ingrid Bergman. Despojada en esta ocasión de los glamurosos vestidos de Givenchy, Hepburn transmite con la fuerza de su mirada y la expresividad de sus gestos, el conflicto interior al que se ve sometida cuando cuestiona su vocación al enfrentar su carácter inquieto y comprometido con la humildad y obediencia propias de su vida religiosa.
Según cuenta Donald Spoto en la biografía que escribió sobre la actriz, este trabajo le marcó profundamente para toda su vida, de tal manera que en sus últimos años, estuvo trabajando activamente para la UNICEF ayudando a mejorar las condiciones de los niños más desfavorecidos.
Adaptación de la novela de igual título de Kathryn C. Hulme. Se basa en la vida real de la hermana Marie-Louise Habets a la que Hepburn tuvo la oportunidad de conocer y con la que mantuvo una larga amistad. Como documento es también bastante interesante por la recreación que hace del cerrado mundo monacal, para la cual se contó con el asesoramiento de la jerarquía eclesiástica, que quedó satisfecha con los resultados obtenidos.
Estupenda fotografía, sombría en las escenas desarrolladas en Europa y alegre y luminosa en las tomas realizadas en el Congo. "Historia de una monja" es una magnífica película realizada con una admirable dirección de actores a cargo de Fred Zinneman, que ya había dirigido éxitos como "Sólo ante el peligro" o "De aquí a la eternidad". En su momento obtuvo un gran éxito de crítica y público y llegó a ser el filme más taquillero de la historia de la Warner. Fue nominada en ocho categorías de los Oscars, aunque finalmente no logró llevarse ninguno. Aquel año existía un poderoso contrincante llamado "Ben Hur" de William Wyler, que practicamente se los llevó todos, once en total.
Como curiosidad hay que reseñar que las monjas figurantes que aparecen en el film se reclutaron entre las jóvenes de la aristocracia romana y las bailarinas de la ópera de Roma, que según una de las auténticas religiosas asesoras del rodaje, se movían mejor en aquellos decorados que las verdaderas monjas en el convento.
Según cuenta Donald Spoto en la biografía que escribió sobre la actriz, este trabajo le marcó profundamente para toda su vida, de tal manera que en sus últimos años, estuvo trabajando activamente para la UNICEF ayudando a mejorar las condiciones de los niños más desfavorecidos.
Adaptación de la novela de igual título de Kathryn C. Hulme. Se basa en la vida real de la hermana Marie-Louise Habets a la que Hepburn tuvo la oportunidad de conocer y con la que mantuvo una larga amistad. Como documento es también bastante interesante por la recreación que hace del cerrado mundo monacal, para la cual se contó con el asesoramiento de la jerarquía eclesiástica, que quedó satisfecha con los resultados obtenidos.
Estupenda fotografía, sombría en las escenas desarrolladas en Europa y alegre y luminosa en las tomas realizadas en el Congo. "Historia de una monja" es una magnífica película realizada con una admirable dirección de actores a cargo de Fred Zinneman, que ya había dirigido éxitos como "Sólo ante el peligro" o "De aquí a la eternidad". En su momento obtuvo un gran éxito de crítica y público y llegó a ser el filme más taquillero de la historia de la Warner. Fue nominada en ocho categorías de los Oscars, aunque finalmente no logró llevarse ninguno. Aquel año existía un poderoso contrincante llamado "Ben Hur" de William Wyler, que practicamente se los llevó todos, once en total.
Como curiosidad hay que reseñar que las monjas figurantes que aparecen en el film se reclutaron entre las jóvenes de la aristocracia romana y las bailarinas de la ópera de Roma, que según una de las auténticas religiosas asesoras del rodaje, se movían mejor en aquellos decorados que las verdaderas monjas en el convento.
La deliciosa Audrey abandona a Givenchy, las perlas, el cigarrillo, los tacones y su sempiterno petite robe noir, para calzarse el hábito.
Está espléndida desde el punto de vista interpretativo.
Bella y elegante. A riesgo de parecer cursi, es una delicia verla mover el hábito, con las manos recogidas, la toca...Elegancia y allure, creo que lo llaman.
Es interesante, entretenida, y nunca pierde gas. Está extraordinariamente bien contada, y ofrece la reconfortante posibilidad de reflexionar mientras la ves.
Sus gestos y sus expresiones dejan ver la terrible lucha interior que mantiene de principio a fin.
El genio del microscopio con toca, en misión en una comunidad religiosa en el Congo, no tiene que luchar con los mosquitos, ni con la malaria, que también, sino con algunos de los pecados capitales, entre otras cosas, amén de con o contra un médico increíblemente atractivo, inteligente e interesante. Su igual.
Durante toda su vida, entre los muros de la congregación, o en medio de la selva, luchará por someterse a la disciplina, frenar a la soberbía, y no ceder ante la vanidad. Por no reconocer que su fe a veces se tambalea, y que está hecha del mismo material que el resto de sus semejantes.
Siempre atenazada con la idea de ser una mala monja, y de no servir bien a Dios.
Los escenarios naturales son maravillosos.
Está espléndida desde el punto de vista interpretativo.
Bella y elegante. A riesgo de parecer cursi, es una delicia verla mover el hábito, con las manos recogidas, la toca...Elegancia y allure, creo que lo llaman.
Es interesante, entretenida, y nunca pierde gas. Está extraordinariamente bien contada, y ofrece la reconfortante posibilidad de reflexionar mientras la ves.
Sus gestos y sus expresiones dejan ver la terrible lucha interior que mantiene de principio a fin.
El genio del microscopio con toca, en misión en una comunidad religiosa en el Congo, no tiene que luchar con los mosquitos, ni con la malaria, que también, sino con algunos de los pecados capitales, entre otras cosas, amén de con o contra un médico increíblemente atractivo, inteligente e interesante. Su igual.
Durante toda su vida, entre los muros de la congregación, o en medio de la selva, luchará por someterse a la disciplina, frenar a la soberbía, y no ceder ante la vanidad. Por no reconocer que su fe a veces se tambalea, y que está hecha del mismo material que el resto de sus semejantes.
Siempre atenazada con la idea de ser una mala monja, y de no servir bien a Dios.
Los escenarios naturales son maravillosos.
Una muy lograda historia del siempre fiable Fred Zinneman con una más que brillante Audrey Hepburn que todavía no ha llegado a su madurez artística y que sin embrago es un papel más que creíble.
La historia de la lucha interior entre los deseos de servir a Dios y la comprensión que su capacidad está siendo desaprovechada, según su punto de vista. En esta historia se deja entrever lo difícil que es conciliar el compromiso religioso con el deseo de ser útil a los demás. Una interpretación la de Hepburn que deja ver toda la lucha interior que sufre el personaje: Sus ganas de servir a los demás, la decepción por no lograr aquello para lo que cree estar preparada, la rebeldía por sentirse minusvalorada...
Digno de mencionar el papel de Peter Finch como el ateo, o eso dice él, Dr. Fortunati que siembra la semilla de la duda en la monja. Brillante Edith Evans como la madre Emmanuel, tratando de doblegar con el razonamiento las terribles dudas de la hermana. Imprescindibles los secundarios de las secuencias africanas.
Una excelente ambientación tanto en la luz y el color de la colonia belga del Congo como en los tonos grises y oscuros de la Bélgica ocupada por los alemanes en 1940.
La historia de la lucha interior entre los deseos de servir a Dios y la comprensión que su capacidad está siendo desaprovechada, según su punto de vista. En esta historia se deja entrever lo difícil que es conciliar el compromiso religioso con el deseo de ser útil a los demás. Una interpretación la de Hepburn que deja ver toda la lucha interior que sufre el personaje: Sus ganas de servir a los demás, la decepción por no lograr aquello para lo que cree estar preparada, la rebeldía por sentirse minusvalorada...
Digno de mencionar el papel de Peter Finch como el ateo, o eso dice él, Dr. Fortunati que siembra la semilla de la duda en la monja. Brillante Edith Evans como la madre Emmanuel, tratando de doblegar con el razonamiento las terribles dudas de la hermana. Imprescindibles los secundarios de las secuencias africanas.
Una excelente ambientación tanto en la luz y el color de la colonia belga del Congo como en los tonos grises y oscuros de la Bélgica ocupada por los alemanes en 1940.
o tra delicia más que añadir a la filmografía de Zinnemann. No sé si seré yo pero, obviando De Aquí A La Eternidad o esa absoluta enormidad titulada Solo Ante El Peligro, la sensación que tengo es que la carrera de este tipo se recuerda poco a día de hoy, y películas como la reivindicable hasta el éxtasis Tres Vidas Errantes o Un Sombrero Lleno de Lluvia no son valoradas en su justa medida. Precisamente esta Historia De Una Monja fue rodada entre ambas dos, y ha respuesto a mis expectativas. En ella brilla el buen gusto, la contención, la finura y el detallismo con que Zinneman dotó a sus obras más logradas. Un tipo que logra que mi atención no decaiga ni por un instante contándome durante 150 minutos los avatares de una monja encarnada por Audrey Hepburn desde luego merece un buen par de salvas y un agitar de escopeta al aire. Hepburn, por otra parte, está espléndida y adecuadísima en su papel de novicia rebelde y atormentada. Qué bien le sienta a esta mujer alejarse de los vestidos chillones y las gafas como ventanales. Un jovencísimo Peter Finch acaba de aliñar la ensalada en un papel menor pero de calado argumental. Siempre es un placer ver a este tipo en pantalla.
en su primera parte, 1 hora vemos la formación de la monja audrey hepburn... absolutamente terrorifica, el ver cómo le inculcan la obedencia, la castidad, y todas esas cosas inútiles. La segunda parte de la cinta, conoce al doctor fortunaty.... me esperaba un drama romántico, pero se me olvidaba que zinerman era un director muy serio. No hay tal romance, el doctor fortunaty siembra las dudas en Hepburn, que hace una actuación magistral. La tercera parte hepburn, está en su retiro espiritual para aclarar sus dudas, quizás a visto demasiado: guerras, leproserías.... la segunda guerra mundial de telón de fondo, y ella que quiere ayudar a Francia a salvarse.
muy lograda cinta, sobre todo sobria sería la palabra. Sin ningún efecto teatral, ni comercial trata simplemente contar la vida de una monja en la segunda guerra mundial. Sólo recomendable para los amantes del cine, una pequeña joya nominada con 8 oscar, que con el paso de los años, a caído algo en el olvido, injustamente.
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