sinopsis: Un hombre (Robert Redford) que se ha escapado de la cárcel vuelve a su pueblo, pero sus vecinos, gentes absolutamente degradadas, emprenden contra él una auténtica cacería como si se tratara de una diversión más. Sólo el sheriff (Marlon Brando), un hombre integro y cabal, tratará de evitar su linchamiento
Lillian Hellman escribe el guión adaptando una novela de Horton Foote en la que se narra la paranoia causada entre la población de una villa por el posible regreso de un convicto nativo de la misma, escapado de una prisión en la que lleva recluido dos años.
A pesar de los problemas de producción que sufrió el film, éste permanece como una fresca y acerada visión sobre una sociedad que arrastra sus pies en arenas movedizas, en donde todas las intrahistorias parecen sujetas por alfileres a punto de desprenderse.
Un suceso como el que se avecina puede terminar por trastocar una convivencia llena de artificio y en donde la podredumbre moral es la reina de la fiesta, una ciudad y una comunidad sostenida por una figura ética asentada en una ley propicia a la vulnerabilidad y a la violencia.
Es evidente que en los años 60, Hollywood quiso ponerse al día y olvidarse de casi todo aquello de lo que siempre había alardeado, la América feliz, educada, decente y sin problemas graves. En aquella década que cambió el país y también el resto del mundo, favorecida por el legado de Presidente Kennedy y la lucha de Martin Luther King, entre otros, Hollywood, para no quedar desfasada ante la oleada de cine europeo de maestros como Bergman, Antonioni, Truffaut y otros, decidió volcarse en los problemas sociales del país, y a fe que lo consiguió con la película que comentamos.
“La jauría humana”, es una magistral y durísima película del genial director Arthur Penn, del productor Sam Spiegel y con guión de la gran escritora Lillian Hellman (La loba, La calumnia, etc.). Tomando como base una obra de Horton Foote, Lillian Hellman realiza una dramática y fortísima historia de clarísima denuncia social, que seguro habría encantado a Lars Von Trier para su “trilogía USA”.
Penn, Spiegel y Hellman, no hubieran podido realizar su excelente película, sin contar con la colaboración de un magnífico Marlon Brando, en uno de sus trabajos mas memorables, así como con un conjunto de actores enormes (Jane Fonda, Robert Redford, Miriam Hopkins, E.G. Marshall, Robert Duvall, James fox, etc.). Y la magnífica composición musical del maestro John Barry.
Es un film que ningún cinéfilo, debería dejar de ver. Grandiosa película. Un impresionante drama claustrofóbico a vueltas con la miseria de una sociedad podrida. Una historia sencilla, pero fiel reflejo de su tiempo, exponiendo todas las miserias y vilezas de los seres humanos.
Excelente ejemplo de como realizar una cinta que perdure, que una vez finalizado su visionado, uno quede helado ante la atronadora realidad, porque así son las cosas, "La jauría humana" no se encarga más que de destapar otra de las salvajes y más oscuras facetas del ser humano, y lo hace de modo formidable, explotando al máximo las capacidades de un guión interesantísimo y, como no, un portentoso helenco donde están los más grandes: Redford, Brando, Dickinson, Fonda, Duvall, etc...
Y eso que a mi Arthur Penn no me había convencido habiendo visto algunos de sus otros trabajos como "La noche se mueve", pero la labor aquí realizada es muy buena, no se le puede pedir mucho más, pues sabe como tapar rápidamente los defectos de su propuesta (a saber: un metraje algo estirado, un guión que requería cierta profundización y momentos que podrían haber pecado de un efectismo mayúsculo, pero que están desarrollados con impecable tacto) y ensalzar una obra que requería precisamente el cauce que Penn le otorga, evitando que se tornase un espectáculo gratuito y ofreciéndole el sentimiento adecuado para que uno no se vaya con la sensación de que no le han contado nada, esas sensación de vacío que te invade en algunas ocasiones tras ver cintas que realmente deberían conmocionarte.
Como ya he dicho antes, la elección del reparto resulta portentosa, Brando está sobresaliente, como casi siempre que aparecía en algún film, aquí en especial interpretando al sheriff del pueblo, luego también sobresalen las actuaciones de un Redford que, aunque aparece lo justo en pantalla, siempre llena con ese porte y esa distinción que le caracterizan, Jane Fonda que realiza un papel bastante bueno también, y Dickinson no lo hace nada mal, tampoco.
Además, el film va 'in crescendo' hasta alcanzar ese final desolador y estremecedor al mismo tiempo, un final que no dejará indiferente a nadie y que, además, logra que la obra alcance su punto culmen dejando sobre la mesa un contundente y controvertido análisis sobre la sociedad y los miembros que la forman.
Y eso que a mi Arthur Penn no me había convencido habiendo visto algunos de sus otros trabajos como "La noche se mueve", pero la labor aquí realizada es muy buena, no se le puede pedir mucho más, pues sabe como tapar rápidamente los defectos de su propuesta (a saber: un metraje algo estirado, un guión que requería cierta profundización y momentos que podrían haber pecado de un efectismo mayúsculo, pero que están desarrollados con impecable tacto) y ensalzar una obra que requería precisamente el cauce que Penn le otorga, evitando que se tornase un espectáculo gratuito y ofreciéndole el sentimiento adecuado para que uno no se vaya con la sensación de que no le han contado nada, esas sensación de vacío que te invade en algunas ocasiones tras ver cintas que realmente deberían conmocionarte.
Como ya he dicho antes, la elección del reparto resulta portentosa, Brando está sobresaliente, como casi siempre que aparecía en algún film, aquí en especial interpretando al sheriff del pueblo, luego también sobresalen las actuaciones de un Redford que, aunque aparece lo justo en pantalla, siempre llena con ese porte y esa distinción que le caracterizan, Jane Fonda que realiza un papel bastante bueno también, y Dickinson no lo hace nada mal, tampoco.
Además, el film va 'in crescendo' hasta alcanzar ese final desolador y estremecedor al mismo tiempo, un final que no dejará indiferente a nadie y que, además, logra que la obra alcance su punto culmen dejando sobre la mesa un contundente y controvertido análisis sobre la sociedad y los miembros que la forman.
Arthur Penn nos invita a un viaje por la América profunda, pero desde sus desasosegantes títulos iniciales ya nos deja claro que no será una excursión agradable. Este va a ser un recorrido por un mundo de sudor, bajas pasiones, racismo, degeneración moral y toda clase de "virtudes" que atesoran lo que se viene llamando la buena gente.
Lo que se nos ofrece es un retrato demoledor y sin concesiones de una América profunda que vive anclada en un pasado que no puede ni quiere superar. Un América que predica su amor por Diós y la democracia pero que vive llena de verdugos hipócritas dispuestos a ejercer la justicia por sus manos siempre que sea necesario.
Para ello Penn nos introduce en una sociedad rural llena de trapos sucios y secretos mal guardados, de pusilánimes y aprovechados y en contraposición los dos personajes sobre los que gira toda la trama; un sheriff,excelentemente interpretado por Brando, que ejerce de roca moral, atrapado entre su deseo de hacer cumplir la ley y la presión continua de saberse odiado y criticado por el resto del pueblo, ya sea por ansia de poder, ya sea por considerarlo blando. Y un preso fugitivo, estigmatizado de por vida y considerado como el ejemplo de todos los males, pero que el fondo no es más que una víctima inocente de la presión de una sociedad que lo convirtió en lo que es.
Estamos pues, ante una denuncia total de una idea de América, de la proliferación de armas, del racismo no disimulado y de la confusión que se establece entre la libertad y el libertinaje. POr momentos las imágenes nos retrotaen a la caida del Imperio Romano, a ese mundo que se hundió por muchas causas, pero fundamentalmente a que el poder cegó a los hombres, conviertiéndoles en poco menos que animales, por ello no deja de ser curioso que en este caso la traducción española del título sea quizás incluso mejor que el original. Porque esta no es una película que trate de los hombres y sus actos, sino de como los hombres se convierten en animales rabiosos, en una jauría sin raciocinio ni piedad. Una película que explica, en definitiva el origen de esa América de Bush, complacida en rezarle a Diós mientras aniquila a todo aquel que se le oponga.
Lo mejor: Un Brando que sólo con su presencia física ya nos muestra todo lo que piensa y siente su personaje.
“The chase” es una de las críticas más frontales que se hayan dirigido desde dentro contra la sociedad norteamericana y su raíz violenta y linchadora.
Con fría cólera, contenida y seca, Penn disecciona la vida de una pequeña ciudad dedicada con autocomplacencia a la corrupción, la servidumbre, el racismo, la borrachera, el adulterio, el cotilleo y, sobre todo, al odio colectivo a lo diferente.
A ese variado y compacto coro, el director contrapone la figura del presidiario fugado (Robert Redford, debutante), que intentará regresar a la ciudad, a encontrarse con su esposa (Jane Fonda). Sobre esa figura escondida proyectará la sociedad sus fantasmas y miserias, apiñándose en torno al objetivo de cazar y eliminar al prófugo.
Y contrapone también la de Calder, el sheriff local (Marlon Brando), de mentalidad insobornable, que intentará a su vez oponerse a la sinrazón y hacer valer la ley. Con lucidez comprende que “la mitad de la población está medio chiflada y sólo desea matar a alguien”.
El espíritu gregario se vuelve saña incontenible contra quien no se alinee con el grupo, sea por marginalidad, sea por independencia.
De gran factura, en esta película se sintetizan las técnicas de realización alcanzadas en el Hollywood de los 60 con los dramas de Broadway, psicológicamente penetrantes y dotados de diálogos económicos y fluidos.
Forman el personaje coral una completa galería de secundarios: el cacique, la beata, el repelente matrimonio de cotillas paseantes, los diversos cornudos, la mantenida tonta…
De entre los protagonistas destacan el sheriff y la esposa del fugitivo, por los actores: Brando, con una composición apabullante, y Jane Fonda, en lo más espectacular de su juvenil belleza.
La disposición de coro y protagonistas en escenarios de gran plasticidad, como el cementerio de coches o la casa en ruinas, contribuyen a una atmósfera de tragedia, especialmente amarga en lo implacable de su diagnóstico.
En una época en la que el odio, el racismo, la violencia de género, el alcoholismo, el egoísmo y la xenofobia están de rabiosa actualidad, ver esta impactante película puede ser una buena idea.
Y digo una buena idea porque es imposible que tras su visionado no nos de por reflexionar. Reflexionar por esa sensación de angustia, impotencia y desazón que el comportamiento humano nos deja en ocasiones.
Una historia dura y sin concesiones a la galería, con un reparto coral brillante, un guión sólido y un desenlace brutal. Sin duda una de esas pequeñas joyas del séptimo arte que hay que ver al menos una vez en la vida.
¿Seguiremos igual dentro de otros 40 años?
Cuando tienes a Marlon Brando en tu reparto, ya puede ser la película mala, que te parecera una obra maestra, estamos hablando del mejor actor de todos los tiempos. Pero se da la circunstancia de que la película es una obra maestra, y no solo por brando, sino tambien por el resto del reparto, con un creible reford, la belleza de jane fonda y para colmos un buen guión, y un ataque frontal contra la sociedad americana en el 1966. Con un final inigualable, la última media hora del film, pasara a la historia del cine, imposible entretener más, profundizar más y atacar a la sociedad. En definitiva es una obra maestra, por la cual el tiempo no pasa, merece estar entre las 100 mejores películas de todos los tiempos
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