lunes, 15 de febrero de 2016

el último tuareg de vázquez figueroa

sinopsis:
Más de treinta años después de la publicación de su mítica novela Tuareg, Alberto Vázquez Figueroa vuelve sobre el tema que mejor conoce: la vida de los «señores de las arenas» y la eterna lucha que mantienen por intentar conservar las antiquísimas costumbres que han hecho de ellos un pueblo admirado y respetado.

En esta ocasión la trama se desarrolla en la inmensa soledad del desierto del norte de Mali, donde la barbarie de los extremistas que intentan crear un Estado islamista radical está salpicando de sangre el buen nombre de los tuaregs. Contra su voluntad, Gacel Mugtar, un pacífico camionero gran conocedor del desierto, es uno de los encargados de hacer cumplir el código de honor de su raza ejecutando sin piedad y dondequiera que se encuentren a todos aquellos renegados o mercenarios que no renuncien a la violencia.


Opinión personal: Es la tercera parte de la obra más popular de su autor, Tuareg. Innecesaria a todas luces, me leí las tres partes. Todo autor que tuvo algún libro de éxito, tiene la tentación de escribir una continuación, por ejemplo de Psicosis tenemos hasta tres partes. De las dos continuaciones de Tuareg, la segunda iba sobre el Dakar, un piloto que vierte gasolina sobre un pozo y un Tuareg que jura vengarse sobre la ofrenta. En esta tercera parte nos encontramos con Gacel Mugtar, Tuareg que tiene la misión de acabar con unos secuestradores pertenecientes a la Yihad. De Tuareg original, obviamente no tenemos nada.
Pero permitirme decir varios detalles curiosos. Leí muchísimas obras de Alberto y se repite mucho.... y aún así nos encanta. En todas las obras de Alberto, mete su pullita científica, en este caso convertir en potable el agua salada del mar. En todas hay una mujer de belleza sobrehumana, en este caso diría que la novela es un cruce entre Absanti, Saud del desierto sobre todo en sus momentos.... más que cómicos, voy a decir irónicos, la primera parte de Tuareg....es decir, las novelas a partir de 1990 de Alberto, son simples trozos de otras novelas suyas con otra historia. Incluso los dialogos son siempre los mismos, es cómo si fueran una y otra vez el mismo personaje. Y es que Alberto es muy hábil tejiendo una historia trepidante, pero crear personajes con mucha personalidad.... lo consiguió a principio de su carrera, con obras de culto cómo son Manaos, Tuareg, Sicario.... sus tres mejores novelas.
Ese es el pequeño defecto de esta novela, que si eres fiel a este escritor, te sabe a más de lo mismo. Y ahora voy a hablar de los aspectos positivos. Este escritor es un valiente, siempre dice en boca de sus personajes lo que piensa absolutamente de todo. Además tiene es un periodista, que siempre pone el dedo en la llaga, es cómo si supiera anticiparse a la historia, sus novelas siempre están de actualidad.
En este caso se atreve a tocar el tema del extremismo islámico y antes de que sucedieran los trágicos incidentes en Europa, en su día con su novela " Matar a Gadafi", también se atrevió a tocar el tema. Y da la solución perfecta, dándonos una visión de los extremistas, y dandónos una visión de lo que es el Islam, muy interesante, y es que según él, tienes que ser los propios musulmanes los que acaben con el extremismo islámico. También me parece muy acertado su visión catastrófica sobre lo que los Europeos hicieron con África, y su ridicula división territorial. Incluso se atreve a hablar de fútbol y cómo los clubes europeos buscan talento en áfrica.
Estamos en Malí, la historia es la típica caza del gato y el ratón. Gacel Mugtar tiene la misión de cazar a un mercenario, El Kabir, un duelo entre pillos, la persecución es algo habitual en las aventuras de acción de Alberto, es una historia muy similar a Abshanti, el Perro, África Llora. Novela de sencilla lectura, directo al grano, mucha acción, personajes que no son inolvidables y son clichés de otros personajes del autor, pero se lee de un tirón.
Si analizo las últimas obras del autor, puede que sea la última buena  ( que no grande) del autor, Medusa, Hambre, Bimini, son muy flojas. Es mi autor de cabecera, nunca puede faltar una obra de este autor en la mesilla de noche, y solo cabe estarle agradecido por tantos momentos de evasión.

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