jueves, 29 de diciembre de 2011

como fotografiar




La regla de oro y sus tres leyes Estos principios formales de composición visual fueron utilizados de manera elemental desde la más lejana antigüedad, tanto en el Viejo Mundo como en América, como puede observarse en los murales egipcios, mesopotámicos y aztecas, entre otras culturas.

Sin embargo, las informaciones más lejanas que tenemos hoy en día sobre su teorización y sistematización se las debemos a los griegos de la edad clásica, entre los siglos V y III antes de Cristo, quienes los usaron en pintura, escultura y arquitectura.

Posteriormente, durante el Renacimiento Europeo, en los siglos XV y XVI, los grandes maestros de esa época hicieron bastante uso de estos parámetros, legándonos algunas de las más bellas imágenes que tiene el patrimonio mundial.

En los tiempos modernos han sido criticados en varias oportunidades debido al surgimiento de corrientes artísticas muy cuestionadoras, pero nunca han perdido su vigencia, siendo actualmente de uso común no solo en las artes gráficas sino también en los medios de comunicación social como la fotografía, el cine, la televisión y la publicidad.

Ley del horizonte, de la mirada y tres tercios

Ley del horizonte, de la mirada y tres tercios

Pero estas leyes no son para seguirlas al pie de la letra, son normas que nos pueden ser muy útiles para comenzar a componer partiendo de ellas, y que podemos emplearlas o no según nuestro criterio y su adecuación al tema que se esta trabajando. Una buena práctica, es realizar varias versiones de una misma imagen, respetando estas leyes en unos casos y en otros no, para lueg

tetsuya ishida

en la foto es una de las obras del famoso artista surrealista japonés, Tetsuya Ishida. A continuación podréis ver algunas de sus obras más impactantes. Aviso, esta pintura no es muy “desagradable” pero algunas tras el salto si lo son, que conste que si le dais a más luego no os quejéis, que yo os he avisado antes.
El artista nació en 1973 y murió en Mayo de 2005 al ser arrollado por un tren, probablemente se trató de un suicidio. Ganó varios premios entre 1996 y 2001, y en Noviembre de 2006 una de sus obras creadas en 2001 se vendió por 100.000 dólares en la casa de subastas Christie’s de Honk Kong, 10 veces más de su valor original.
Las obras no son precisamente “la alegría de la huerta”, más bien una crítica con tintes bastante depresivos y pesimistas sobre una sociedad cada vez más dependiente de la tecnología.

un hombre llamado caballo

director: elliot silverstein, 110 minutos, usa, 1970. Actores: richard harris, judith henderson, jean gascon, manu tupou.
la historia de un aristócrata inglés que, en 1825, fue apresado y tratado como un esclavo por los indios sioux consiguió, además de la interpretación más conocida de Richard Harris, un gran éxito comercial

 Desfasada. Un hombre llamado caballo se ha convertido con el tiempo en una película mítica, no tanto de culto sino mítica. Una de las más famosas interpretaciones del británico Richard Harris, por no decir la que más, aunque para mí no la mejor. Richard Harris, que me recuerda en algo al misticismo de las últimas apariciones en pantalla del no menos mítico Marlon Brando, encarna al aristócrata inglés capturado por una tribu de indios enemiga de los sioux. Sí, antecedente de Bailando con lobos. ¡Créditos a la película de 1970! Desfasada, porque hay elementos narrativos coyunturales, montaje en momentos (el sacrificio, la más importante escena de la película, vista hoy) pop, kistch y demodé.

Como Richard Harris aparece en el 99 por ciento de las escenas de la película, es difícil despegar su nombre en cada frase de la crítica. Así pues: Me gusta el personaje del mestizo-intérprete. Me gusta la chica india. Me gusta la abuela india y sus gestos de burla-desprecio hacia Richard Harris. En conjunto no deja de ser una película entretenida, vista hoy, repito, sin más. Buena vuelta de tuerca a la visión del indio en el western, antecedente de otras películas, pero lo dicho, coyuntural y desfasada.
 Sobrevalorado film, solo se explica su fama por ser el primero que trato a la cultura india con respeto, es un trabajo antropológico en la que a través de los ojos de un occidental asistimos al costumbrismo de una tribu indigena norteamericana, en este caso de sioux. El hilo conductor es John Morgan (correcto Richard Harris), un aristócrata inglés que se encuentra cazando en algún lugar del hoy USA, es capturado por los sioux, lo tienen en su campamento como una mascota, se ríen de él, está esclavizado, mientras planea como escaparse sin darse cuenta va quedando absorbido por este mundo hasta derivar en el momento cumbre, el Juramento al Sol, la escena mítica de la película. Es este un trabajo encuadrado en la corriente setentera liberal en la que se intentaba dar la vuelta a lo establecido, se era autocrítico, aquí se les da rostro a los indios, esos en que tantas y tantas cintas con anterioridad se les ponía como seres cuasi-animales salvajes a los que matar era casi un deber obligado, se los humaniza y se les expone con sentimientos, pero todo esto ha quedado envejecido, tanto que por momentos roza lo cursi, la escena de la batalla está mal coreografiada, no emite credibilidad, Batise (Jean Gascon), el amigo francés de John es una caricatura bufona ridícula, con un pelucón que da pena, a los personajes les falta hondura emocional, no empatizas con ellos, es una obra muy bienintencionada que le falta fuerza para tocarte la fibra, a su condición naturalista le falta poderío, excepto el tramo del juramento al Sol, todo lo demás resulta artificioso, maniqueo y sin poder de emocionar, hay cintas como ‘La Misión, ‘Bailando con lobos’ o la serie ‘Into The West’ que reflejan el exterminio de la cultura precolombina de un modo excelente y además emociona, con esta me quedo frío, supongo que en su época sorprendió hoy en día se ve desfasada, el tiempo la ha maltratado dejándola en un bosquejo por el que el cine comenzó a devolver a los indios parte de la dignidad que este le había restado durante décadas. Recomendable a los que gusten de estudios étnicos envejecidos. Fuerza y honor!!!
con el paso de los años, está película a ido perdiendo gas. En su época fué todo un boom, supongo que por como trataron ( desde el respeto) a la cultura india, por la buena interpretación de harris ( no así el interprete, gascón, ridiculiza el film) y esas escenas por las que harris, tiene que pasar, para que lo consideren de la tribu, como colgarse de los pezones. Pero cómo dije, esta peli no a aguantado el paso del tiempo, aún así es preferible verla a otras pelis que tratan sobre hombre blanco en tribu india, como el coñazo de flecha rota, o bailando con lobos. Merece la pena verla, por lo curiosa que es, pero poco más. feliz año nuevo.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

encuadre

Ver y fotografiar el motivo:El ojo humano observa un espacio sin límites, pero en la cámara el encuadre está limitado por cuatro lados. Por lo tanto es necesario elegir lo que se quiere incluir y lo que vamos a excluir desde nuestro marco fotográfico, es decir dentro de nuestro fotograma, y tomar la posición respecto de los demás.

Para acercar y aumentar un motivo, hay que usar un teleobjetivo. Pero si en cambio se desea ampliar el campo de visión, utilizaremos un gran angular. Este es útil al mismo tiempo cuando se necesita mucha profundidad del campo.

Encuadre simple: Podemos añadir un elemento extra en una composición, encuadrando el tema principal dentro de una forma del primer plano o del fondo. Un buen procedimiento, es disparar nuestra cámara a través de una ventana o similar, lo que aumenta la profundidad y el equilibrio de la composición, llegando a eliminar detalles innecesarios y cubrir cielos o primeros planos vacíos.

Otra forma o posibilidad, sería colocar el elemento principal en el primer plano de forma que, exponiendo para un fondo mucho más luminoso se forme una silueta. Estos encuadres, suelen exigir unos cuidados de alineación entre un primer plano y el fondo.
 Encuadre compuesto: Este tipo de encuadre fotográfico, trata de ilustrar una imagen dentro de otra. Es decir, en la misma composición un elemento se encuadra con otro dentro de la misma fotografía, haciéndola destacar dentro de la misma.
 El corte del encuadre: También el formato de la foto condiciona la imagen. Un encuadre horizontal, resalta el espacio, uno vertical, la magnificencia.

la ola

director: deniis geisel, actores: jurgen vogel, frederick lau, jennifer lauch, max riemelt, cristiane pault. drama, alemania. 2008, 100 minutos.
En otoño de 1967 Ron Jones, un profesor de historia de un instituto de Palo Alto en California, no tuvo respuesta para la pregunta de uno de sus alumnos: ¿Cómo es posible que el pueblo alemán alegue ignorancia respecto a la masacre del pueblo judío? En ese momento Jones decidió hacer un experimento con sus alumnos: implantó un régimen de extrema disciplina militar en el aula, restringiéndoles las libertades. El nombre de este movimiento fue The Third Wave. Ante el asombro del profesor, los alumnos se entusiamaron hasta tal punto que a los pocos días empezaron a espiarse unos a otros y a acosar a los que no querían unirse al grupo. Al quinto día Ron Jones se vio obligado a acabar con el experimento antes de que las cosas llegaran demasiado lejos.

n profesor secundario debe enseñar a sus alumnos el concepto de "autocracia" y decide que la mejor manera es vivenciar en grupo las características de una dictadura. Empiezan por la disciplina, obediencia, unidad, sentido de pertenencia. Bautizan al núcleo como "La Ola".
Con progresivo entusiasmo, la mayoría de los jóvenes se va involucrando y se identificará con sus pares por la vestimenta y distintos tipos de diseños gráficos y saludos, al estilo de las masas que adhieren a un líder. Están los incondicionales; los que dudan pero se integran porque ven lo positivo; los que se oponen y tratan de frenarlo.

Basándose en la real experiencia de un docente en un colegio secundario californiano, durante los años setenta, el director alemán Dennis Gansel ha trasladado lo medular de esos hechos a nuestros días, acercando al profesor alemán (interpretado por Jürgen Vogel) al californiano original, con detalles como la estridente música de Los Ramones, una banda americana punk de los setenta, que el primero escucha a todo volumen cuando se presenta atravesando a contramano las tranquilas calles de una ciudad alemana en la secuencia inicial.

“La Ola" es un film de factura artesanal, concisa y ágil. Se acerca con mirada cruda al universo adolescente y su cultura de Internet, bloggers, tatuajes, íconos y logos que identifican a las tribus urbanas. La película no tiene un protagonista excluyente sino un nivel coral con buenas actuaciones y otras no tanto, con niveles técnicos correctos y una música que se acomoda a lo que se dice, desde el comienzo hasta el cierre. El ritmo va in crescendo y hasta incurre en un marcado efectismo en sus veinte minutos finales. Alumnos y profesor se mimetizan con “La Ola” y lo que ella les aporta: unidad, fuerza, sentimiento de pertenencia, identificación. Hasta al profesor resulta caerle bien la idolatría que genera en sus alumnos, que compensa sus ocultos sentimientos de desvalorización frente a sus otros colegas.
Pero desde los aspectos manipuladoramente seductores, se va derivando hacia incontrolables formas violentas para imponerse sobre el que es diferente o critica al movimiento.

Polémica por naturaleza, la película es incómoda e inquietante, en tanto nada queda fuera de la crítica de una sociedad vaciada de idealismos. Un film perturbador por demostrar el inquietante caldo de cultivo junto al desglobalizado descontento, desempleo, desorden y descreimiento generalizado, que alertan sobre las peligrosas condiciones servidas para reiterar experiencias dictatoriales que se creían desterradas.
Hay una cosa que me ha gustado de esta película: es una cinta agitadora de conciencias, es cine hecho para debatir en el acto, cine para hacer críticas repletas de farragosas reflexiones políticas, históricas y sociales. Eso está bien, me gusta que el cine tenga la capacidad de que afilemos las uñas cuando un hombre agarrado a una cámara nos abofetea para que hablemos.

Hay muchas cosas que no me han gustado de esta película: cuando entra uno en una sala de cine sabiendo que la película está concebida para reflexionar y polemizar me pongo un casco de obra, porque a veces este tipo de películas interactúan con el espectador a garrotazos, con las líneas marcadas, sin dar lugar a una reflexión más libre. Esa peligrosa sensación se apoderó de mí mientras veía este filme, y no fue placentera.

Esta película no busca la reflexión desde dentro, no deja que surja, al contrario, está concebida a raíz de ella, cada elemento está cuidosamente calculado, generando un aparatoso mecano hecho de piezas endebles. De una estructura endeble, con cimientos endebles, no podrá surgir nada sólido.
Todo en esta cinta está prefabricado, al director no le gusta la pureza; el convencionalismo y el efectismo son la via empleada para subrayar argumentos. Los personajes se pueden resumir en escasas palabras, son tan convencionales como podrían serlo los de Lost (pero claro, estaría mal para mucha gente comparar al sufrido profesor de esta película con el férreo héroe Jack que encabeza el reparto de la isla, pero tienen mucho en común en cuanto a seres simples y previsibles).
Los planteamientos políticos, históricos, antropológicos, sociales, etc. de los que hablaba antes se tratan de manera simplona y superficial, parece ser que se sigue una guía de iniciación vulgar a la problemática de la humanidad.
Se asiste al empleo de una iconografía fácil y cómoda para que nos identifiquemos con las marionetas que pueblan el film. La presentación del profesor con la música a todo volumen, con sus camisetas de The Ramones y The Clash y con su pasado antisistema en el fondo es tan simple como cuando se nos presenta a Steven Seagal entrando en un bar y liándose a ostias con todo el mundo sin que su rostro cambie. Parece ser que esta película tiene un target juvenil impresionable, de esos que erigirán a esta película como una Biblia cinematográfica como pasó con la también simple y previsible American History X.
La reflexión final ante esta historia, que es la quiere subrayarnos el director a toda costa, es demasiado fácil. Parece ser que Dennis Gansel nos dice: mirad lo que acaba de pasar, os exijo reflexionar sobre ello, pero sin desviaros de mi tesis, que es la buena, eso sí, os permito diversificar el debate pero yendo por donde iban los alumnos de mi pobre profesor protagonista.

A mí no me gusta que como espectador me digan cómo y sobre qué debo reflexionar; en ocasiones el francotirador cultural que nos ofrece el producto puede caer en una contradicción consigo mismo.

Lástima que Dennis Gansel, guionista y director, no haya abordado con mayor profundidad y rigor el hecho de que si bien la AUTOCRACIA elimina todas las formas de libertad y exige sometimientos, la falsa democracia (PARTITOCRACIA), necesita mantener las formas de la libertad para justificar que reina la "democracia", pero la verdad es que se apodera de ellas y las profana.

Lamentablemente Dennis Gansel filma una propuesta de gran potencial dejándola en simplona. No entra a analizar lo esencial: que LA AUTOCRACIA O DICTADURA DÉSPOTA es muy parecida, gemela o prima hermana de la PARTITOCRACIA (régimen reinante actualmente en Europa y al que van a seguir sosteniendo los mediocrizados votantes europeos el próximo domingo). ¿Por qué?

Porque la autocracia déspota prohibe la discusión y exige sólo obediencia, mientras que la falsa democracia (la PARTITOCRACIA) manipula el debate para que tenga apariencia de opinión libre, cuando en realidad prescribe y controla con mano de hierro las ideas y criterios. Como desde antiguo se sabe y se dice, "los extremos se tocan" y en política es evidentísimo.

En fin, es una buena película, no llega a notable, pero sí resulta válida para generar reflexiones de gran importancia, sociológicamente hablando.
tim, es el personaje con el profesor más trabajado del film, el resto están muy mal dibuajados, y estos dos, solo con pinceladas, pena que la peli no profundice más.
 y esa la pena de esta película, que se queda tan solo en un intento. Es una gran idea cómo guión, y te hace pensar y mucho, pero ... pero, debería profundizar mucho más en los personajes y lo que les motiva, porque el tema es interesantisimo, en serio. Y esta película, te la ponen en la carrera de psicología, para abrir el debate, sobre como un sólo hombre puede arrastrar a las masas. ¿puede? yo creo que sí

martes, 27 de diciembre de 2011

ganadora del pulitzer

foto ganadora del pulitzer en el 2006. fotografia de haití.

los peces rojos


director: jose antonio nieves conde. drama. españa, 94 minutos. Actores: enma penella, arturo de cordova, pilar soler.
Estamos ante el que es, sin ningún género de duda, uno de los mejores trabajos de Nieves Conde y, por extensión, uno de los grandes filmes de suspense facturados en España. Que podría codearse sin ningún rubor con cualquiera de las grandes obras firmadas por Hitchcock y que seguramente junto a "El Cebo" de Vajda, constituye el punto culminante del género en nuestro país.

Protagonizada por dos enormes actores, como Emma Penella (deslumbrante de belleza y talento) y Arturo de Córdova (inolvidable su papel de marido celoso en "Él", de Buñuel y aquí igualmente brillante), la trama, diabólicamente urdida según guión de Carlos Blanco, nos cuenta los avatares de una pareja que llega a un pequeño hotel del norte de España (presuntamente) acompañada por su hijo. En la primera noche de estancia, el joven desaparece, al parecer tragado por el mar. A partir de ese momento, junto a la investigación policial para esclarecer los hechos, asistiremos al origen de ese suceso, con toda la serie de relaciones, engaños, intrigas y traiciones que acompañan las vidas de dichos personajes.

En esta época, en que los guiones pretendidamente sorpresivos e inesperados constituyen un camino recurrente para autores y cineastas, encontrar una obra de hace más de medio siglo, con un guión tan espléndidamente pergeñado y dirigido, resulta de lo más refrescante.
 Pero no nos equivoquemos otorgándole al argumento y a la construcción de la trama todo el mérito de la película, porque tan sólo es una parte. Importantísima, pero como digo, sólo atesora una porción del valor global de la misma. Y es que "Los peces rojos", además de ser una obra intrigante y absorbente, presenta una factura de sobresaliente acabado.

Desde la dirección de actores, hasta la fabulosa ambientación tanto en exteriores (ese Madrid populoso y alegre, en sus aspectos diurnos y nocturnos indistintamente) como en interiores, con un asombroso trabajo de decorados y una fotografía que podríamos decir que se sale casi por completo del clasicismo habitual de la época en España, para llevarnos de manera decidida a las formas más arriesgadas y llamativas de un Welles o del propio Buñuel (hay una serie de primeros planos de los actores en exquisita y poderosa angulación), o el propio ritmo narrativo, sin nada que envidiar al que imprime Carol Reed en "El tercer hombre", para llegar de nuevo a la rotunda efectividad de un argumento que no deja de evolucionar y de asumir riesgos de manera continuada.

Por supuesto, no voy a destripar más de lo necesario. Pero el hecho de que uno de los puntos en apariencia fundamentales que esconde el guión, se descubra a media película, no sólo no resta interés, sino que Nieves Conde consigue que le sirva como trampolín para ejecutar nuevos desafíos narrativos, con potentes flashbacks y recursos de toda índole. Para desembocar en un desenlace explicativo que, lejos de resultar redundante o estar de más, te deja sin habla, por lo bien contado que está y por la carga de tensión que transmite. En ese momento concreto, más que en ninguno otro de la película, Nieves Conde se pone en la oronda piel de Hitchcock y dicho traje no le viene grande en absoluto.

En definitiva, una obra singular y de obligada visión. Que en el marco contextual del cine de la época es casi una isla desierta, flotando en mitad del océano de historias costumbristas y de acentuado realismo coyuntural que poblaban el espectro cinematográfico de nuestro país (como es obvio, con algunas honrosas excepciones, como los trabajos de Edgar Neville y algún otro).

En ese sentido, resulta sintomática y regocijante una secuencia en la que Arturo de Córdova (que en el filme interpreta a un escritor sin suerte) se pelea dialécticamente con un editor que le exige historias realistas, puesto que según éste "lo neorrealista es lo que está de moda". De Córdova reacciona de modo furibundo a esa exigencia, como expresando la voluntad del propio Nieves Conde a la hora de salirse de las demandas dictadas por la industria y trazar su propio y libre camino.
 Situémonos. España, 1955. La dictadura franquista se encontraba en su máximo apogeo y los artistas e intelectuales españoles que habían conseguido esquivar el paredón se habían visto obligados a escoger entre contemporanizar con el régimen o emprender camino al exilio. El problema radicaba en que contemporanizar con el franquismo y hacer cine de calidad, por ejemplo, eran dos actividades prácticamente incompatibles. Entre otras cosas porque ser cineasta durante la dictadura presuponía, en la mayoría de los casos, integrarse sí o sí en su férreo mecanismo propagandístico o bien dedicarse a fabricar insulsos productos de reivindicación folclórica. Así pues, sumidos de lleno en este infausto y desolador páramo cultural resulta asombroso -y al mismo tiempo tremendamente estimulante- descubrir joyas tan valiosas como “Los peces rojos”. Una peli que, aún siendo imperfecta, poco le tiene que envidiar a la incombustible maquinaria de suspense hitchcockiana o a ese cine negro americano (y francés) que tantos y tan buenos títulos legó a la historia del séptimo arte.

Decía que la peli de Nieves Conde me parece asombrosa y estimulante porque sorprende y entusiasma hallar en la filmografía hispana de mediados de los cincuenta un film de intriga tan original y moderno en su planteamiento argumental y narrativo. Una peli cuyos contadísimos deslices (la excesiva teatralidad de De Córdova, algún que otro giro difícil de creer, la moraleja final...) quedan completamente disculpados y minimizados por la brillantez de su trama y por esa atmósfera opresiva de puro y genuino cine negro que rezuma por los cuatro costados. Pero lo que más me sorprende, quizás, es que se trate de un film tan desconocido. Y más teniendo en cuenta el mediocre nivel cinematográfico de la época. Si no me creéis, haced la siguiente prueba: seleccionad en el Top de FA las 50 mejores pelis españolas comprendidas entre 1900 y 1955. Efectivamente, “Los peces rojos” está en posiciones de top-ten (9ª). Desechad, todo lo más, “Muerte de un ciclista” y “Surcos” (también de Nieves Conde). ¿Vislumbráis alguna incuestionablemente mejor? Yo, no.
os peces rojos" es una pequeña joyita surgida de la mente de Carlos Blanco, un director reconocido por "Surcos" pero que, por lo que he visto, esconde mucho más de lo que podría parecer en un principio. Y esta película es el claro reflejo de un talento natural para contar historias, para darles profundidad y hacer que todos los elementos se unan en comunión para dar lugar a un film asfixiante y perturbador.

Mezclando intriga con elementos de cine negro, se nos narra la historia de una pareja que va con el hijo del varón a tomarse unas vacaciones a Gijón. Pero esa noche, el chaval cae al mar y su cuerpo desaparece... La historia comienza así y comienza a introducir elementos detectivescos, de investigaciones, jugando con el factor sorpresa para desencadenar una trama que nunca es previsible ni obvia.

Ayudan a obtener un gran nivel las interpretaciones de Emma Penella -una mujer llena de matices- y de Arturo de Córdova, secundados fantásticamente por un grupo de personajes genial. Blanco y negro de calidad para una historia universal, un retrato de la naturaleza humana que sorprende y deslumbra. Cine negro del bueno, con un gran reparto, una dirección eficaz y con un guión portentoso. A mi juicio, una de esas joyitas olvidadas del cine español y que nada tienen que envidiar a otras producciones más reconocidas, como "Muerte de un ciclista".

Datos: Partimos de una nota de 10. Nos acercamos a la historia atraídos por anteriores sinopsis con buen gusto. Además, recomendaciones previas respecto al director (la muy superior Surcos) hacen suponer que estamos ante una película excelente. Asímismo, partimos de una estructura lineal presentación-nudo-desenlace. La exposición temporal es indiferente, en este caso será por uso de flashbacks explicativos.

Planteamiento: Dividiremos la película en 2 partes. La primera consta de 56 minutos en los que el director presenta la película. Huelga decir que al llegar a este punto muchos espectadores habrán caído víctimas del sueño o de la impaciencia. Por lo general, la presentación de personajes puede estirarse hasta la media hora. Ir más allá implica poseer un guión milagroso, unas solventes interpretaciones o una pericia técnica que nos mantenga en alerta sobre lo que se nos cuenta. Pero no es el caso. El retrato del Madrid castizo está muy conseguido, es cierto. Pero la interpretación de Arturo de Córdova es demasiado culebronera, pese a que Penella trate de dejar la profesión a una altura digna. El sonido es horrible y no contribuye a que el espectador preste atención. Y si bien el director posee un buen manejo de cámara, no nos da pista alguna para catalogar la trama como intriga. Una parte que entusiasmará a los seguidores de Cine de Barrio.

La segunda parte consta de 32 minutos. Probablemente son 32 de los mejores minutos de todo el cine español. El director descubre sus cartas y mediante un juego bestial de primeros planos, contrapicados y una fotografía que ahora sí resalta la sensación opresiva (especialmente en la escena del tocadiscos), nos mantiene en vilo. Los actores suavizan el histrionismo de sus personajes y nos hacen partícipes de la trama. El guión nos vuelve a deleitar con otro quiebro que el mismísimo genio del suspense podría haber firmado. Y cuando la película va a ser premiada con unas décimas...llega el tío paco con las rebajas.

* El redondeo se da a la baja por joder la segunda parte con ese final metido con calzador y que ningún Algo verdaderamente extraño ocurre en esta país cuando una película tan buena como esta es tan poco conocida.

Más allá de las características propias del género negro o policiaco en el que se enmarca el filme, el argumento desarrollado por el magnífico guionista Carlos Blanco alberga un considerable interés al reflexionar, entre otras cosas, acerca del poder de la imaginación y la fantasía, que son valoradas ventajosamente respecto de la realidad. A uno de los protagonistas, escritor de poco éxito (Hugo), su editor le reprocha su exceso de imaginación, la falta de realismo de sus personajes e historias, pero ignora que es precisamente ese "defecto" en el que basa su vida, pues la realidad le resulta frustrante.

Con una estructura propia del género, basada en flashbacks (que finalmente se prefirió a un relato lineal), la película posee un arranque espectacular, apoyado en una buena ambientación y una eficaz puesta en escena, aspectos ambos muy destacados en todo el filme. El desarrollo de los personajes protagonistas es muy bueno, debido a lo bien perfiladas que resultan sus personalidades, juicio aplicable a los casos de Hugo e Ivón, pero también al de Carlos, hijo del primero, cuya presencia sobrevuela la cinta, magníficamente sugerida en secuencias tan brillantes y descriptivas como la que nos muestra detalladamente su habitación. Hay además un acercamiento irónico y surrealista al mundillo de las Revistas de Variedades, y un inteligente tratamiento de sentimientos como el amor o la ambición, al tiempo que se analiza -a través de Hugo- una mente que comienza a trastornarse, atrapada entre realidad y ficción.

Aparte del interesante argumento, el guión cuenta con buenos diálogos, y las interpretaciones son más que correctas, especialmente en el caso de Emma Penella, que a pesar de ser doblada (por problemas de sonido) desarrolla estupendamente los matices de su rico personaje. La labor de Nieves Conde destaca por la naturalidad y sencillez con que se desenvuelve en la narración y también por su cuidada planificación en las .me  encanta esta jodida película, es triste, pero aún la descubri hoy mismo. Y mi entusiamo no puede ser mayor, estamos hablando de un peliculón de consideración, no tiene nada que envidiar a hitch, el momento de rebeca, donde dice yo odiaba a rebeca, esta en este film, con lo del hijo, es la frustración de un escritor que se cree supeiror, pero es un pringao víctima de sus propias mentiras, enma penella, guapisima, esta increible, y el señor cordova, que decir, esta tremebundo en su papel de hombre con destino negro,. el guión da muchisimas piruetas, y la última media hora con saltos en el tiempo, es simplemente brutal. Sólo falla el final, es una pena, estoy seguro que el director, le hubiera gustado que su personaje se suicidará arrojandose al mar, pero jamás hubiera pasado la censura. de todas maneras obra maestra.

pisadas sonámbulas

La fotografía de viaje de autor es, sin duda, uno de los géneros fotoperiodísticos más interesantes. Navia nos narra, con su particular y riquísima mirada, su viaje de una década a lo largo y ancho de Portugal. Pero la península Ibérica es sólo una etapa más del viaje, ya que las antiguas colonias del país luso forman parte indisociable de su historia y -cómo no- del viaje plasmado en este libro.

fujifilm fine pix

lunes, 26 de diciembre de 2011

fotografiar el horizonte

Se indica, que en el recuadro fotográfico deben trazarse, imaginariamente y con una afinidad, tres líneas horizontales de igual anchura, tanto si se esta trabajando en posición horizontal o vertical, y en la gran mayoría de las ocasiones, darle alrededor de dos bandas a la zona donde se encuentra el motivo principal, y más o menos una banda a la zona secundaria.

Generalmente, la amplitud de ambos espacios dependerá de la mayor o menor importancia de cada uno de estos, pudiendo ser casi iguales si la relación entre el motivo principal y el secundario no es tan desequilibrado nuestro fotograma, hasta reducirse la zona secundaria a solo un pequeño borde si el motivo principal es muy destacado.

Es importante destacar, que esta regla no solo se aplica cuando esta presente el horizonte, sino en toda imagen que tenga una línea más o menos horizontal que divida a la composición en dos espacios significativamente diferenciada

domingo, 25 de diciembre de 2011

cómo fotografiar el cielo

El cielo, tantas veces inmóvil en nuestras fotografías, es un elemento fotográfico con gran capacidad de sugestión. Las nubes y las horas lo transforman contínuamente. Se convierte de una tonalidad rosa al alba, azul intenso durante el dia y rojo intenso a la puesta del sol. Nubes suaves y nubarrones tempestuosos visten de forma elegante y espectacular una composición fotográfica, en las cuales se puede hacer navegar lo inimaginativo y producir una fantasía majestuosa.

Las nubes, delante del sol crean fuertes contrastes.
fotografiar el crepúsculo:
La imagen por excelencia, la puesta de sol, colorea con tintes cálidos. Ideal para siluetear un plano o imagen. Las imágenes más interesantes se toman cuando las nubes cubren parcialmente el sol creando así un fuerte contraste. Las aguas en el crepúsculo se reflejan cómo un espejo y se funden en el cielo.
arco iris:
El arco iris: Los magníficos colores del arco iris son producidos por la refracción de los rayos del sol, en las diminutas gotas de agua suspendidas en el cielo. El mismo fenómeno se puede ver cerca de alguna cascada o de una fuente. Para una correcta toma fotográfica, hay que valorar la luminosidad del cielo y efectuar más de una exposición.

Rayos: Los rayos son particularmente difíciles de fotografiar. La cámara debe estar montada sobre un trípode y orientada en dirección a la parte del cielo de donde se producen frecuentemente descargas eléctricas, o más bien dicho destellos. El obturador deberá permanecer abierto hasta la desaparición del destello. Si se dispara en un momento cualquiera y se mantiene el disparador pulsado, es decir, el obturador abierto, en el instante en que aparece un relámpago éste se imprime en la película y se deja de disparar. Si se desea, se pueden combinar varios relámpagos manteniendo el disparo durante el tiempo necesario para que aparezcan éstos o utilizando multiexposición

equipo crónica

Estaba formado en un principio por Manuel Valdés (1942), Rafael Solbes (1940-1981) y Juan Antonio Toledo (1940), que abandonará pronto el grupo, a partir de las propuestas teóricas del crítico de arte Tomás Llorens.
Procedentes de Estampa Popular Valenciana, y marcados por una preocupación social que les lleva a convertirse en cronistas de los hechos sociales, culturales y políticos que sacudían el país, El Equipo Crónica fundado en 1964, se sitúa cercano al arte pop y la nueva figuración parisina, utilizando a su antojo las imágenes que difunden los medios de comunicación de masas y recomponiéndolas en nuevas situaciones que intentaban dar respuestas a la relación entre arte y sociedad en la convulsa España de los sesenta.
El Equipo Crónica toma del Pop Art el uso de las tintas planas, el dibujo despersonalizado y el arte como medio de comunicación de masas. Su obra surge como crítica al individualismo y sus obras se caracterizan por ser realizadas en serie. Su temática encierra un contenido político-social, pues coincide en un momento del expansionismo americano (Vietnam) y de la dictadura española. También es una reacción contra otros grupos disgregados como Dau al Set o Equipo 57. Muchos de sus temas están inspirados en la pintura española del Siglo de oro pero insertados en la sociedad contemporánea.
El grupo experimenta una evolución a comienzos de los años 1970, pues abandonan el rigor del dibujo y de la línea para hacer un tipo de obra más pictórica y de efectos compositivos de trompe l´oeil. En el año 1981 se interrumpen las actividades con la repentina muerte de Rafael Solbes.

La obra del Equipo Crónica adquiere mayor importancia con el paso de los años y sin ella no se entendería la evolución de la figuración española a partir de los años setenta. La producción pictórica del Equipo Crónica, limitada a 17 años va desapareciendo del mercado y pasa a engrosar las principales colecciones públicas de España y Europa
Integrantes del movimiento Estampa Popular, que se definía por su adscripción a una estética del realismo y la crítica social, Juan Antonio Toledo, Rafael Solbes y Manolo Valdés decidieron constituirse en el Equipo Crónica y trabajar conjuntamente. En 1965 participaron en el XVI Salón de la Jeune Peinture de París bajo el nombre de Equipo Crónica. Si bien las obras que  presentaron fueron realizadas individualmente, el espíritu de trabajo en equipo bajo los mismos presupuestos estéticos estaba ya plenamente consolidado. Juan A. Toledo acabaría abandonando el grupo al poco tiempo. Quedó pues éste constituido por Rafael Solbes (1940-1981) y Manuel Valdés (1942) hasta 1981, fecha en la que el fallecimiento de Rafael Solbes supuso la desaparición del Equipo y el inicio de la carrera en solitario de Manolo Valdés.
Valdés y Solbes se incorporaron estilísticamente al movimiento internacional que rechazó la poética del informalismo y del expresionismo abstracto, para introducir una marca de «realismo», de «asepsia pictórica», usando los elementos «lingüísticos» de los medios de masas para elaborar su propia poética, su «forma pictórica». Como indica el comisario de la exposición: Desde un punto de vista formal, tomaron sus recursos plásticos de los medios de masas y participaron de la gran corriente internacional que fue el Pop Art. Pero no se limitaron a constituir una especie de sucursal española del pop, sino que afirmaron su personalidad a través de una manera de hacer que los distinguió del resto.
El Equipo Crónica emplea la figuración concebida con un carácter crítico, de reportaje o crónica de la realidad social y política. En su obra los objetos no son interpretados como formas estéticas sino como elementos inmersos en un todo social, cultural o histórico, poseedores de un sentido, significado o valor representativo de esta realidad.
Al igual que los otros estilos del Pop Art, el Equipo Crónica fue, a nivel estético, una reacción contra el lirismo y la expresión personal de los diversos estilos informales que dominaron durante la posguerra en ambos lados del Atlántico. Por otra parte, difería mucho en cuanto a intenciones y objetivos, así como respecto a las fuentes de inspiración y antecedentes del resto de manifestaciones Pop Art de los Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Italia o los países escandinavos.
Además de los recursos habituales del Pop Art como las tintas planas, la utilización de imágenes tomadas de los medios de comunicación o de otros depósitos visuales de la cultura de masas (cartel, cine, fotografía, cómic) utilizaron la historia de la pintura y las Vanguardias del siglo XX para elaborar su lenguaje plástico. Así, en sus obras se encuentran referencias a artistas como Roy Lichtenstein, Edward Hopper, Fernand Léger, Giorgio de Chirico, José Gutiérrez Solana, Georg Grosz, Yves Tanguy, Valerio Adami, Vassily Kandinsky o Max Ernst entre otros.
El Equipo Crónica conectó con los presupuestos básicos de la pintura moderna, analizándola en sus componentes icónicos clásicos, establecidos como memoria colectiva, y combinándolos con las imágenes de los medios de masas. Coincidieron con los otros modos del Pop Art en su reacción contra el informalismo y el lirismo, pero sus intenciones y objetivos eran distintos, su programa tenía un componente claramente político, pues muchas de sus obras criticaban la política española y cuestionaban la historia del arte en un estilo que a veces se hacía auto-referencial.
Bebiendo de las fuentes de sus raíces y de sus apropiaciones, el Equipo Crónica empareja referentes antagónicos, lo popular y lo culto, lo real y la ficción, adopta sistemas duales como las constantes y las variaciones, los funde en una homogeneidad plástica y conceptual donde se asoman la ambigüedad, el humor o la desenvoltura en unas ocurrencias desenfadadas.
Bajo el pretexto plástico y narrativo, se plantean todos los problemas fundamentales del arte, desde los aspectos meramente técnicos hasta los más trascendentales: cuestionar la perspectiva, el trompe-l´oeil , las posturas convencionales, revelar los medios con los que se logran efectos, con que se realizan las juntas, unificar tamaños de distintas procedencias, unificar figura y paisaje, figura y texto o equilibrar el color.
Entre las importantes exposiciones que incluyeron obras del Equipo Crónica destaca la muestra Mythologies quotidiennes , organizada el año 1964 en París por Gérald Gassiot-Talabot, que consolidó en Europa la importancia de la imaginería popular. También participaron en La figuration narrative dans l´art contemporain (1965) y Le monde en question (1967). En Alemania estuvieron presentes en la importante exposición de 1970, Kunst und Politik (Karlsruhe, Wuppertal, Colonia).