jueves, 1 de septiembre de 2016

La pequeña comunista que no sonreía nunca de Lola Lafon


Sinopsis:  18 de julio de 1976, Juegos Olímpicos de Montreal. Nadia Comaneci, una jovencísima y desconocida gimnasta de un país remoto, Rumanía, ejecuta su ejercicio en las barras asimétricas. Un ejercicio perfecto. La niña de catorce años deja a todos patidifusos y hace saltar por los aires el marcador electrónico, que no preveía la posibilidad de que un ser humano alcanzara la perfección. Nadia obtiene el primer diez en gimnasia de la historia olímpica. A partir de ese momento epifánico, la historia de la pequeña Nadia es la de una criatura adorable que conquista el corazón del mundo entero: el «hada de Montreal». Pero también la de una niña que en poco tiempo se hace mujer y es sometida por ello a un juicio implacable: «la magia se ha esfumado», sentencia un titular de la época. Y la de una adolescente que vive bajo el régimen comunista de Ceaușescu, encumbrada a la categoría de héroe nacional. Y la de una chica sometida a la vigilancia de la Securitate y al asedio de Nicu, el siniestro hijo del dictador. O la de una mujer que, un mes antes de la revolución que derrocará y ejecutará al Conducator, protagoniza una fuga de película a través de la frontera con Hungría y llega a los Estados Unidos como refugiada política para descubrir que el sueño americano no es precisamente un cuento de hadas.

Opinión Personal: Ahora que estamos en plenos juegos de Rio, imbuidos por el espiritú olímpico, hambrientos de épica, nada mejor que leer a Lola Lafon que nos propone una historia apetecible como es una de las mayores hazañas del deporte como es el 10, la perfección de una gimnasta de 14 años como era Nadia Comaneci que desafio primero el imperio de las gimnastas soviéticas y luego el límite de la capacidad de entrenamiento de un ser humano, hasta alcanzar la perfección.
El tema es sugerente pero la novela en sí, es un gran jarro de agua fria, no se cumplieron ni una de mis espectativas leyendo esta novela y lo que es peor, después de leer esta novela, tengo que decir que hasta pinchando en la wikipedia me hago una idea más acercada de lo que fué Nadia Comaneci.
Podríamos decir que es una biografia novelada pues no existen los diálogos, salvo los que mantiene la escritora con la gimnasta por teléfono, es lo poco interesante. Lo es, porque Nadia le ofrece una visión que desdramatiza por completo lo que intenta crear Lafon, que es la típica visión que tendría alguién criado en una sociedad capitalista de un regimen comunista como era la Rumania de Ceacescu.
Empecemos por la forma de escribir de Lola. Es una escritora agil, con una prosa que roza lo poético por momentos, pero que no atrapa en ningún momento, y eso que tenía una historia de lo más potente entre manos, suficientes elementos dramáticos como para ofrecer algo realmente potente que se queda en nada.
Lola quiere hacer especial hincapié en el método de trabajo de Nadia y en general de las gimnastas rumanas de la época. Para ella es como una especie de niña soldado sin niñez que sirve para alimentar al gran público, hambriento de nuevos héroes al que parecerse. Como bien dice la propia Nadia, nadie le puso una pistola en la cabeza para que se dedicará a la gimnasia y ella cree que en realidad no se perdió nada interesante como jugar a las muñecas.
Es más protagonista en la novela Bela, su entrenador que la propia Nadia, el primer gran error de la novela. Bela se acabó pasando a Estados Unidos y acabaría ganando una medalla de oro con su país de acogida entrenando a una nueva gimnasta.  A medida que avanza el relato se va olvidando de Nadia y se centra tan solo en Bela, con el consecuente bajón de la novela.
Se centra en Montreal 1976 que es cuando paralizo al mundo con ese 10 y trata de forma general Moscú 1980. Donde Nadia no tuvo una buena preparación pero aún así alcanzó el éxito de nuevo, pese al jurado soviético. Lola Lafon se centra en la prensa y el espectador y quizás en la presión que sentia la niña, olvidándose por completo de los éxitos deportivos que alcanzó la Comaneci, algo de lo que la propia Nadia Comaneci siempre se mostró de lo más orgullosa.
En cuanto a su ocaso como deportista, pasa de puntillas. Pero tampoco quiere tocar todas las destinciones que recibió la Comaneci por sus hazañas deportivas y como fué su posterior vida en los Estados Unidos, se caso con un gimnasta y sigue ligada a este deporte, tanto en Rumania como en Estados Unidos.
La contraportada nos dice que van a tratar de temas como la Rumania de Ceacescu... sobre el dictador, tan solo breves pinceladas. Sobre la Rumanía de aquellos años, auténticos clichés de propaganda anticomunista, es decir, los ojos de alguién criado en un sistema capitalista, haciendo especial mella en la falta de libertad, la Securité que lo controlaba todo.... nada que ver en todo caso con régimenes mucho más terroríficos como era la Albania de Hoxha.
De todas formas, al menos Lola Lafon utiliza entrevistas con otras gimnastas y gente rumana, que ofrece otro punto de vista de la Rumania del dictador y sirve de contrapunto a la visión capitalista.... pero nunca es una visión acertada en ninguno de los casos. Más bien, simplemente es una visión de como eran los setenta y ochenta en cualquier parte del mundo y como es ahora el mundo con su sistema capitalista global, en eso queda reducida la novela.
Nos dice la contraportada que tratara el supuesto romance entre Nicu Ceacescu ( el hijo del dictador) y Nadia... tres líneas. Nos promete hablar de la espectacular huída de Nadia de Rumania, 15 días antes de que el dictador fuera fusilado junto a su mujer... vaguedades.... eso es toda la novela, puro humo y vaguedades con diferentes puntos de vista.
Para construir el personaje de Bela y de Nadia, utiliza sus autobiografias y una documentación muy buena, incluso viajando al propio Bucarest, es innegable la dedicación de la autora al tema. Pero el libro no cumple con ninguno de sus cometidos y a mi por lo menos, me decepcionó mucho.

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