o es lo mismo fotografiar flores que mariposas, ni arañas que
hormigas. Cada una exige unos medios técnicos distintos y una técnica de
“caza” diferente. Antes de salir haremos un pequeño plan para llevar el
equipo adecuado y centrar nuestro esfuerzo en un tipo de macro. Esto no
quita para que salgamos a hacer fotos un poco a lo que salga, suele ser
más caótico pero también más sorprendente.
- Vestir adecuadamente y movernos con calma. Si
vamos a hacer fotos de flores o setas, este punto no tiene mayor
importancia, pero si queremos inmortalizar algún insecto debemos
recordar que también tienen ojos (y muchos) por lo que lo ideal será
utilizar ropas de colores poco llamativos y evitar llevar relojes,
cadenas y demás objetos que puedan crear reflejos que asusten a nuestros
modelos.
- Madrugar. La luz es más suave y nos dará más
posibilidades para jugar con ella. A esas horas, normalmente, todavía no
suele haber viento, uno de los mayores enemigos de la fotografía macro
de naturaleza. Los insectos están menos activos ya que su cuerpo no ha
llegado a calentarse y es más fácil acercarse a ellos.
- Ser paciente y observador. Debemos tener en
cuenta que vamos a meternos en un mundo realmente pequeño en el que
muchas cosas nos pasarán desapercibidas. Tenemos que aprender a mirar
con ojos macro, revisando con paciencia y mucho cuidado todo el entorno,
hojas (por abajo también), ramas, suelo, flores (por detrás también).
Muchos de nuestros posibles modelos tienen la fea manía de camuflarse
para cazar o no ser cazados.
- Utilizar trípode siempre que sea posible.
Normalmente vamos a trabajar con un equipo muy pesado y aparatoso y en
unas condiciones mínimas de profundidad de campo. Siempre que sea
posible utilizaremos un soporte para ayudarnos a estabilizar la cámara,
lo ideal es un trípode, pero también nos puede ser útil un monopié o un
saquito con arena o lentejas, dependiendo de donde tengamos que
posicionarnos para hacer la foto.
- Buscar encuadres adecuados. Cuando empezamos a
hacer macro buscamos acercarnos lo máximo posible y nos dejamos por el
camino una de las partes más importantes de la fotografía, el encuadre.
Un buen encuadre puede convertir una fotografía técnicamente mediocre en
buena y de la misma forma un mal encuadre puede arruinar una foto
técnicamente impecable. Antes de disparar daremos un vistazo por todo el
visor, buscando diagonales, tercios, fondos e intentaremos elegir el
que más nos guste.
-
- Jugar con la profundidad de campo. Un diafragma
cerrado es casi sinónimo de macro enfocado, pero tenemos que tener en
cuenta que si cerramos demasiado pueden aparecer algunos enemigos como
la difracción, los fondos negros o el exceso de área enfocada que
distrae nuestra atención del motivo principal. Para evitarlo jugaremos
con el diafragma buscando en cada caso el que más se adapte a las
necesidades de la fotografía.
- Probar distintos tipos de iluminación. Debido a
las características tan específicas de la fotografía macro, casi siempre
necesitaremos utilizar una fuente de luz de ayuda para iluminar el
motivo. Las luces directas resultan excesivamente duras, incluida la luz
solar, produciendo brillos no deseados y zonas quemadas. Lo ideal es
utilizar difusores que suavicen las luces y nos proporcionen una
iluminación más uniforme reduciendo también las sombras. Podemos
combinar la luz solar con la del flash o incluso utilizar linternas a
modo de foco fijo, dependiendo de cómo situemos la iluminación
obtendremos resultados totalmente distintos y alguno de ellos puede ser
muy plástico y sorprendente.
- Último y más importante. No olvidéis llevar un
buen bocadillo y algo de beber, si la jornada no se da bien por lo menos
disfrutaremos de un buen almuerzo al aire libre.
Conviene tener en mente estos consejos, pero será nuestro instinto y
sentido común el que nos marque el camino a seguir en cada sesión
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