lunes, 14 de mayo de 2012

historia de la fotografía mexicana

En 1977 participaron por primera vez algunas fotografías en el Salón de la Plástica Mexicana, pero el jurado se declaró incompetente para evaluar la imagen como arte, pues desconocía sus características y no encontraba equivalencia con la estética de la pintura o la gráfica.

Fueron los años en que los primeros fotógrafos de "arte" pelearon un espacio para exhibir su obra y legitimar la imagen como disciplina artística, en un contexto en que la foto no tenía cabida en instituciones y apenas algunos coleccionistas se animaban a experimentar con ella en galerías privadas.

De ello da cuenta el número 33 de la revista Luna Córnea, a publicarse en diciembre próximo, en el que el editor Alfonso Morales propone un árbol genealógico del desarrollo de la imagen en México, a partir de finales de los años setenta y aterriza en el presente, con el Centro de la Imagen como punto de coincidencia entre artistas y tendencias.

"Entre finales de la década de los setenta y mitad de los ochenta hay muchos grupos, artistas visuales, galerías y proyectos individuales que empujan en el sentido del reconocimiento de la fotografía como un lenguaje independiente, un reclamo para que se conserve como patrimonio histórico. Por distintos frentes y distintas perspectivas la comunidad de fotógrafos, no homogénea, genera movimientos más fuertes con este fin", dice Morales en entrevista.

El relato visual y crítico, bajo el título Viajes al centro de la imagen 1, inicia con una remembranza del edificio que hoy alberga al Centro de la Imagen, desde que era fábrica de tabaco, pasando por su época de cárcel, hasta cuando sirvió como oficina migratoria para enlistar a los "braceros" de los años cincuenta.

Lo curioso, dice el editor, es que existen tanto registros fotográficos como literarios de la transformación de La Ciudadela, hasta el presente, que comparte el espacio con la Biblioteca de México José Vasconcelos.

"Nos interesa recordarle a la gente que lo que es hoy el Centro, criticable o no, es resultado de una obra colectiva de una comunidad que ha empujado desde hace décadas a la legitimación de la fotografía como arte", apuntó el editor, quien dijo que esta edición tendrá una segunda parte enfocada en artistas como Pedro Meyer y foto latinoamericana y su coincidencia con México.

El ejemplar bilingüe, con ensayos de Armando Bartra, Pablo Ortiz Monasterio, Gerardo Suter y Mauricio Alejo, registra las primeras exposiciones fotográficas como el trabajo de Rubén Pax y Javier Hinojosa, incipientes publicaciones como Fotozoom, la Bienal de Fotografía, la Bienal de Fotoperiodismo, la Feria del Libro de Artista y la creación de instituciones sobre la imagen.

Además refiere a temas "icono" en la evolución de la disciplina, como el registro de presos mexicanos, la documentación periodística del movimiento zapatista en Chiapas, el retrato antropológico de indígenas y la concepción de la violencia y la muerte actual.

Las imágenes, que ilustran las más de 500 páginas, provienen del archivo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), de la Fototeca Nacional, del archivo del Consejo Mexicano de Fotografía y, principalmente, del archivo del Centro de la Imagen, que desde 1994 recibe en comodato colecciones privadas, como la de Jesús Sánchez Uribe, fundador de Fotozoom.

Morales aclaró que el recorrido no es cronológico, sino a manera de espiral en el que todos los sucesos registrados convergen justo en el Centro de la Imagen.

"La idea es problematizar el propio nombre del Centro, porque al hacer la revisión de la historia de la foto concluimos que no hay un centro, más bien la fotografía ha sido una constante reinvención colectiva y cambiante", concluyó.
 fotografía de mauricio alejo.

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