jueves, 22 de octubre de 2015

Carl Larsson

Su infancia fue un continuo ir y venir rodeado de miseria: sus padres carecían de ingresos económicos y apenas podían mantener a Carl y a su único hermano, Johan. De hecho, Carl tuvo que acudir a una escuela para pobres, la posterior escuela primaria de Ladugårdsland. El cólera, la enfermedad, la vida en los barrios bajos y la suciedad eran constantes en el entorno del joven Larsson.
Por suerte, en 1866  tuvo la oportunidad de ir a la Academia de Arte de Estocolmo; en este curso preparatorio obtuvo hasta 12 medallas por su calidad como dibujante, pudiendo así optar a un curso de dibujo antiguo. En 1871, simultaneando sus estudios en la Academia, trabaja en el estudio fotográfico de los hermanos Roesler, y como dibujante en la revista humorística Kasper.
Durante de la década de los setenta del siglo XIX, estuvo realizando numerosas ilustraciones para libros; sin embargo, alrededor de 1877 , tras viajar a parís  por primera vez, se ve sumido en la pobreza e incluso piensa en el suicidio.

Sin embargo, dos años después cambia su suerte al conocer a la que será su musa y gran apoyo moral para el resto de su vida, la también artista karin bergöö después de conocerla y casarse con ella, comienza a recibir encargos, como el de decorar el techo y las lunetas del Palacio Bolinder, en Blasieholmshammen; además, realiza varios viajes que ayudan a conformar su talante artístico, visitando sucesivamente suecia, londres.

En 1888  la familia Larsson se establece en la idílica 'Lilla Hyttnäs, una villa en sudborn, aún hoy en pie, la cual reflejó innumerables veces en sus acuarelas, como símbolo de la felicidad familiar y de la prosperidad, premio a su infancia y adolescencia miserable y empobrecida.

El estilo de Carl Larsson, que bebe del realismo de barbizón, de la tarjeta postal y del modernismo  a partes iguales, cautivó a la época por la ternura que evocan sus numerosísimas ilustraciones donde representaba a su esposa y a los siete hijos que tuvo con ella: Suzanne, Ulf, Pontus, Lisbeth, Brita, Kersti y Esbjörn, nacido en 1900. Estos niños llegaron a ser tan populares que casi fueron tomados como personajes con identidad propia del arte de entonces.


Su principal objetivo como artista era representar el "lado amable de la vida", después de toda una época de penurias: escenas cotidianas, cargadas de ternura y calidez, de su esposa con sus hijos, los niños jugando, los veranos en la playa, interiores del hogar, etc. El personal estilo de decoración de Karin y de Larsson dio como fruto una manera completamente moderna de acondicionar y estructurar una casa, de forma que fueron considerados verdaderos "diseñadores" de interiores, adelantados a su tiempo: colores cálidos, interiores plenos de luz, vajillas sencillas y demás detalles contrastaban con el estilo oscuro, recargado y victoriano de otros hogares de la misma época.

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