sábado, 14 de julio de 2012

requiem por un campesino español

1985. 100 minutos. españa. drama. basada en la obra maestra de ramon j. sender. director: francesc bertriu. reparto: antonio banderas, antonio ferrandis, fernando fernán gomez, terele pavez, poli rincón, simón andreu, francisco algora y la aparición estelar del genial y llorado jose antonio labordeta ( genio y figura)
sinopsis: Mosén Millán celebra una misa de réquiem por Paco, "el niño del molino", un campesino republicano asesinado el año anterior a manos de unos forasteros.

 El libro lo leí cuando iba al instituto ya hace años, y lo volví a leer de nuevo no hace demasiado. Me parece una crónica de la Guerra Civil muy buena, narrando de una forma lo más objetiva posible lo que ocurría en algunas zonas. La película mantiene bastante ese espíritu, siendo una muy buena adaptación de la obra de Ramón J. Sender. Habrá muchos que piensen que es otra película más de la Guerra Civil, y que nada nuevo nos van a contar, pero la historia que aquí se cuenta aún no la he visto en otro sitio. La historia de un pueblo conmocionado por unos sucesos que marcaron el inicio de la guerra.
En esta película se narra la vida de un jóven muchacho, Paco el del molino (Antonio Banderas) querido por todos, pero por no tener pelos en la lengua acaba en el punto de mira de algunos de los personajes más influyentes. Unos personajes que por distintos motivos (intereses, creencias) llevan al chaval al paredón donde es fusilado (no digo nada que no se diga en el título). La historia es narrada desde la misa de réquiem por el muchacho, contando la vida de este a partir de los recuerdos que de él tiene el cura del pueblo. Sin duda alguna una película bastante recomendable, similar a la famosa La Lenguas de las Mariposas, pero a la vez muy distinta a ella.

Adaptación de la celebérrima novela de ramón j sender, rodada con corrección y un buen reparto. En ella cobran protagonismo los recuerdos de un sacerdote, Mosén Millán, a punto de celebrar una misa de réquiem por Paco el del Molino. En la espera, se agolpan los sucesos compartidos desde la niñez, y las dudas acerca de si ha sabido estar a la altura de la amistad que los unía. Se da la triste ironía de que van acudiendo a la iglesia los verdugos de Paco, mientras los remordimientos del mosén crecen. ferrandiscompone bien al clérigo pusilánime -el hombre cuida las formas de la caridad cristiana, pero ante la injusticia calla o habla con la boca pequeña-, mientras que un jovencísimo banderas, como campesino de buen corazón, apuntaba ya maneras.
Realizado después de la muerte de Franco, se trata de uno de esos filmes que permite ajustar cuentas con el pasado, y en esa línea se cargan las tintas contra el llamado bando nacional, ya sean las brutales centurias de la Falange, o los privilegiados que no quieren perder sus prebendas.
 La crítica especializada en Ramón J. Sender alude muchas veces a esta soberbia criatura literaria, cuyo antecedente nació en la imprenta en 1953 (Mosén Millán. México D.F.: «Colección Aquelarre») y adquirió su versión definitiva en 1960 (Réquiem por un campesino español. Nueva York: Las Américas). Como ahora tendra ocasión de comprobar el lector, no es para menos.
Con inteligencia clara, Sender proporciona unidad formal a las contradicciones y agitaciones de la posguerra, tan a menudo viciada por el miedo, la venganza y otras catástrofes morales. Curiosamente, el relato no se mueve en una atmósfera de pesadilla. Muy al contrario, entre las intenciones del escritor hay una que proporciona esperanza: la restauración del mito que infunde belleza a los grandes gestos.
En el protagonista de esta novela corta (Paco, el del Molino), emerge a la superficie ese héroe trágico que es modelo de autenticidad y pureza, acogido —custodiado— en la memoria popular como protagonista de un romance y eje de la conciencia de quienes lo asesinaron.
Claro que, a la hora de plasmar la perspectiva de vencedores y vencidos, Sender evita la inmediatez sensible, y obliga a su narrador a mirar cada cosa desde una distancia prudente, contaminada en los intersticios de memoria y sentimiento.
No en vano, esta representación de la vida rural (casi etnográfica en su escrutinio) responde a un plan admirable: mostrar cómo luchan los lugareños con el recuerdo de un hombre digno, un hombre que es la perfecta antítesis de sus adversarios, nada hospitalarios para esa clase de ideas que tienen que ver con la libertad individual.
Siguiendo una táctica que no elude las referencias religiosas (la traición de Judas sobrevuela el texto), Sender modela su historia con sencillez estructural, y esa economía narrativa viene a contrastar con la frondosa riqueza de un relato que, sin mencionar la guerra civil, es uno de sus más acabados reflejos.
Lo confirma Patricia McDermott en esta admirable definición que tomamos de «Réquiem por un campesino español: summa narrativa de Ramón J. Sender».
A su juicio, éste «es un cantar a la inversa la leyenda de la historia de la España de los vencedores para vindicar la intrahistoria de los vencidos.
La summa histórica de la España castrense desde las guerras púnicas hasta la nueva cruzada se condensa en los nombres de los pudientes Valeriano, Gumersindo y Cástulo y del cura mosén Millán, con su siniestra reminiscencia del general Millán Astray —“¡Muera la inteligencia!”— en su enfrentamiento en 1936 con Unamuno —“Venceréis pero no convenceréis”—; mientras el nombre familiar de Paco refleja la condición de la España colonial y de una España ilustrada que pudo ser —Cabarrús y Goya— y un cristianismo primitivo que opta por los pobres —san Francisco de Asís— en oposición a los valores nacional-católicos del caudillismo triunfante» (en Ara Torralba y Gil Encabo, eds., El lugar de Sender, p. 379).
Un ejemplo de esta sugestión, resumen de dos Españas en pugna, es el modo en que Mosén Millán rememora la vida de Paco. Fragmentariamente, como si hubiera algo en la esencia del pasado que su conciencia suprimiese, el sacerdote construye la imagen de aquél a quien delató con fatales consecuencias.
Poco a poco, el lector advierte la grave responsabilidad del cura, al tiempo que descubre el frondoso recuerdo de Paco en nuevos matices y tonos, escuchando a los demás personajes (La Jerónima, Águeda, el padre de Paco, el monaguillo y los tres asistentes al réquiem, don Valeriano, don Gumersindo y don Cástulo).
En definitiva, queda de manifiesto que la tersura narrativa encubre complejidad, fragmentación, ambigüedad; acciones disolventes de la memoria que, por paradoja, sirven para desatar los nudos de un crimen esencial para entender la deriva de esa comunidad.
Es verdad que la figura de Paco se mantiene enhiesta entre el dolor y la ruina. Incluso a nivel simbólico, su caballo perfecciona la evocación de la tragedia frente a los poderosos.
Pero es Mosén Millán el personaje que se agiganta en el centro de ese microcosmos, no sólo por la magnitud de su imprudencia sino por su cometido en el teatro sagrado que ha de señalar esa culpa de una vez por todas: la misa de réquiem. Una ceremonia estremecedora, en cuya formulación se pone de manifiesto la miseria de una España culpable y dividida.
Sinopsis
Réquiem por un campesino español recoge un dramático episodio de la guerra civil en un pueblecito aragonés. Mosén Millán se dispone a ofrecer una misa en sufragio del alma de un joven a quien había querido como a un hijo. Mientras aguarda a los asistentes, el cura reconstruye los hechos: el fracaso de su mediación, con la que creyó poder salvar al joven, pero que sólo sirvió para entregarlo a sus ejecutores. El relato es de una perfecta sobriedad y de una sencillez no por ello menos profunda y estremecedora. La narración sobrecoge por su ajustado realismo, por la eficacia de sus símbolos y por el profundo conocimiento de los mecanismos de la conciencia, puesto de manifiesto a través de la evocación del sacerdote. Sin duda, Réquiem por un campesino español es una de las mejores obras de Ramón J. Sender y un libro definitivo sobre nuestra guerra civil, alejado de cualquier panfletarismo.
Esta es una versión expandida de un artículo que escribí en el Centro Virtual Cervantes (www.cvc.cervantes.es), portal en la red creado y mantenido por el Instituto Cervantes para contribuir a la difusión de la lengua española y las culturas hispánicas.
 esta mejor la novela que la película, por una simple cuestión, ramón j sender, es un genio. Pero todo lo que tengo que decir de la película es positivo, es una adaptación muy fiél al libro, con un gran elenco de actores. En los que sobresale para mi gusto, antonio ferrandiz, que demuestra que era mucho más que chanquete, haciendo del fusilamine y cobarde mosén millán... lo calca. Y la gracia sin par de los secundarios, dónde destaco a rincón, la aparición de dos minutos de labordeta, y sobre todo a mi musa del cine español favorito, para mi nuestro buque insignia de actrices, la inigualable terele pavez. Merece mucho la pena verla.

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