En sus primeras obras personales trata de solucionar el
problema de conservar la figuración sin que la bidimensionalidad del
lienzo quede enmascarada. Mujer sentada (1940) muestra la
resolución del problema en una perfecta síntesis de cubismo sintético y
fauvismo; la figura y su entorno forman una unidad de grandes planos
articulados cromáticamente mientras que, a las manchas de color,
Kooning yuxtapone enérgicos trazos negros que preludian lo que
finalmente será lo más característico de su producción: un entramado de
líneas de poderosa vitalidad dominando la totalidad de la superficie
plástica.
Kooning no llegó a ese estilo personal hasta
haber experimentado con el automatismo, que le ayudó a transformar la
línea en brochazos enérgicos; éstos se multiplican como una fuerza
torrencial por todo el lienzo a partir de 1947, pero no abandonan nunca
las referencias cubistas presentes en formas que se entretejen en una
arquitectura que articula figura y fondo sobre un lienzo que, en
ocasiones, muestra su blancura original, enfatizando el carácter brutal
de las líneas y tachaduras gestuales.
Entre la red de líneas, a veces, quedan atrapados elementos figurativos
que hacen reconocible el tema que sirve de excusa para la composición;
éste es el caso de la más celebrada de sus series, la de las Mujeres
comenzada a principios de la década de los cincuenta. Si se eliminan
los ojos, los cuadros quedan sumergidos en la abstracción, y son ellos
los que desencadenan el reconocimiento de formas, ponen orden en el caos
de pinceladas y transforman ese torbellino de gestos vehementes en
imágenes reconocibles, mujeres grotescas en la obviedad excesiva de sus
rasgos sexuales y la tosquedad de sus facciones.
Toda la obra de Kooning está presidida por el deseo de lograr una
interacción entre espacio y materia, entre la ilusión representativa y
la cualidad plana de la pintura, a la vez que es una lucha continua para
lograr un equilibrio entre el protagonismo expresivo del dibujo y la
inmediatez emotiva del color. El dinamismo de las composiciones
transmite la energía del gesto del artista.
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