El enfoque selectivo es una técnica muy usada en fotografía, y básicamente consiste en mantener enfocado un área de la escena (puede ser el sujeto o el objeto de nuestra fotografía), y desenfocar lo que le rodea.
Esto produce un poderoso efecto visual que atrapa la atención del
espectador en la zona que se encuentra perfectamente enfocada. Todo buen
fotógrafo hace uso de este recurso artístico, ya que le permite un
mayor control sobre el contenido y la interpretación final de la
fotografía.
Conceptos como Bokeh y profundidad de campo (Depth of Field,
DoF), están íntimamente ligados a la técnica de enfoque selectivo,
donde la profundidad de campo es el elemento que intentamos controlar
para obtener ese efecto desenfocado, o dicho de otra manera, el enfoque
selectivo se vale de una reducida profundidad de campo. Aquí es
importante recalcar que, profundidad de campo y enfoque selectivo no son
lo mismo, entiéndase que el segundo es consecuencia del primero.
Generalmente para la fotografía de paisajes, es preferible una amplia profundidad de campo para abarcar todos los detalles con nitidez en todas las zonas de la fotografía. No obstante, en casos como el retrato, la fotografía del detalle, fotografía macro y muchas otras ocasiones suele ser preferible una profundidad de campo reducida para que sólo aquello que interesa al fotógrafo aparezca nítido.
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