En el verano de 1971, la cabecera house of secrects vio nacer un personaje que estaba destinado a convertirse en símbolo y leyenda de una nueva forma de hacer cómics: La Cosa del Pantano en la que se había convertido ficcionalmente Alex Olsen.
El éxito fue tal que, bajo la pluma de Len Wein y el lápiz de Berni
Wrightson, el monstruo conoció en el otoño de 1972 una serie regular
propia –bautizada Swamp Thing, a secas– que con un recorrido de
24 números siguió las aventuras de un ente similar nacido de las
cenizas de Alec Holland, si bien a partir del #14 serían David
Michelinie y Gerry Conway los encargados de llevar a buen puerto el
proyecto con dibujantes como Nestor Redondo (a partir del #11) o Fred
Carillo (#24).
Y todo habría quedado ahí de no ser por una película de Wes Craven
estrenada en julio de 1982 que adaptaba la obra de wein. La cinta, un
subproducto de serie B tan curioso como prescindible con Ray Wise (el de
Twin Peaks y Robocop) como Holland en su versión humana y Louis Jourdan haciendo de villano (antagonista de James Bond en Octopussy
por esas mismas fechas), fue un horror para la crítica y tuvo una
irregular acogida entre el público, pero sirvió para que en DC se
decidieran a relanzar al personaje de cara a la promoción. Así, en mayo
de 1982 se publicaba la primera entrega de una nueva cabecera titulada The Saga of the Swamp Thing, escrita por Martin Pasko.
Pasko optó por devolver al personaje parte de su esencia original,
eliminando muchos de los puntos que Michelinie y Conway habían
introducido hacia el final de la anterior etapa. De hecho, en el número
#6 de la nueva cabecera el mismísimo Len Wein se ocupó de borrar
–verbalmente– de la continuidad cualquier evento sucedido a partir del Swamp Thing #21,
incluyendo multitud de crossovers, la recuperación de la humanidad por
parte de Holland o la aparición del hermano del protagonista, Edward.
Pero lo realmente importante de la etapa de Pasko fue que, pese a
tener a Tom Yeates a los lápices en la mayor parte de los números, recomendó hacia el final a Stephen R. Bissette y John Totleben para sustituirlo.
Con estos cambios todo quedó listo para que, tras la marcha del
guionista en el número #19, llegara un poco conocido escritor británico
para completar el trío de autores que elevarían a Swampy –como se le
conoce cariñosamente– a la estratosfera de calidad. ¿Su nombre? Su
nombre por supuesto era Alan Moore.
El regreso de
Alec Holland al Nuevo Universo DC comienza en esta serie de la que ECC
publica sus cuatro primeros números en un tomo con el título de "La Cosa
del Pantano". Como vimos en "El dia más brillante", Alec Holland ha
sido separado de su huesped vegetal y ahora unos fenómenos extraños
(pájaros muertos cayendo del cielo, océanos llenos de peces muertos)
comienzan a suceder por todo el país, cuando Superman reclama la ayuda
de Holland. El botánico se encuentra oculto, viviendo una nueva vida,
aunque tiene recuerdos de un ser monstruoso, la Cosa del Pantano. A
pesar de que ha regresado, no es el mismo Alec Holland, los recuerdos
son de otro ser y siempre aparece la imagen de una mujer de cabellos
blancos, por lo que rechaza ayudar a Superman. Pero los sucesos extraños
se desencadenarán tan rápidamente que no le quedará más remedio que
entrar en el juego para salvar al mundo de una amenaza conocida como
Sethe, el señor de la putrefacción. El Verde reclama a Alec Holland. Así
es como regresa la Cosa del Pantano al comic de la mano del guionista
Scott Snyder, tras su etapa en "Detective Comics", aclamada por crítica y
público, con un buen comienzo en este "Swamp Thing", que posee el
espíritu de la serie clásica bebiendo de la etapa de Alan Moore. No
vamos a comparar a Snyder con el autor británico, pero por el momento
mantiene el interés en estos números de presentación. El dibujo de
Yanick Paquette es genial, logrando algunas composiciones de página
(muchas de ellas dobles) realmente interesantes. En el tercer número,
Paquette recibe ayuda por parte del dibujante español Victor Ibáñez,
consiguiendo un buen trabajo sin apartarse del estilo de
Paquette. Otro dibujante se ocupa del cuarto número, Marco Rudy, con dos
entintadores como Sean Parsons y Michael Lacombe, quienes no desentonan
de los números anteriores. Por último destacaremos pequeños guiños a
los autores que han trabajado en la serie en sus etapas anteriores,
como vemos en un cartel del motel donde se hospeda Holland (Totleben´s
Motel), una cafetería (Wrightson Diner) o la marca de un arma (Alcala),
realizados a modo de homenaje.
Desde el Hombre Verde del Bosque a Bárbol, muchos son los personajes
vegetales de los universos de ficción creados por el hombre. En el campo
de los cómics, ya existió The Heap en los años cuarenta, y a
medias homenaje a medias plagio, tanto Marvel como DC Comics se sacaron
de la manga, allá en los años setenta, sucesivas puestas al día y a la
casa del concepto del ser de lodo y lianas. La cuestión de quién plagió a
quién, de si hubo filtración de informaciones o si fue pura casualidad
pasará a la pequeña historia del anecdotario del mundillo, pero baste
recordar que en Marvel el personaje vegetal se llamó Man Thing (pese a
lo ridículo del nombre y al doble sentido que nadie captó en su momento)
y que en DC se llamó Swamp Thing, traducidos respectivamente entre
nosotros como Hombre-Cosa y La Cosa del Pantano. El primero tuvo la
inmensa fortuna de contar a los guiones con un genio a redescubrir como
fue Steve Gerber. El segundo tuvo la suerte de que, bien andada su
andadura, cayera en las manos de Alan Moore.
Visto en retrospectiva, el Swamp Thing original creado por un
guionista que tuvo sus momentos brillantes como Len Wein y un dibujante
que ya había destacado o habría de destacar como primer espada del revival
Poe y el cuento de terror adaptado a la historieta (para Warren Comics,
su mejor y más visceral aportación al género) como es Bernie Wrightson,
las primeras historias del tándem son un batiburrillo de influencias,
desde Hulk a Frankenstein (si es que no son lo mismo) con un toquecillo
de suero transformador, de ése que en Marvel mismo creó a su sosias de
barro y al mismísimo Capitán América.
Moore es capaz de llevar al personaje en un paseo por los infiernos, haciendo el equivalente en cómic al periplo de Dante en su Divina Comedia,
y en su saga "American Gothic" pone en solfa la sociedad americana, sus
tabúes y sus miedos, y presenta de paso a un personaje que enseguida
ganaría serie propia, dado su carisma: John Constantine, el mago fumador
y malhablado que parece traer desgracia a cuantos amigos se cruzan en
su camino de luces y sombras.
Cada número de Swamp Thing fue una sorpresa continuada, un escalón más en un tour de force
que guionista y dibujantes habían se habían planteado a sí mismos. Con
unos dibujos oscuros que no pierden ni un ápice de su fuerza sean
reproducidos en color o en blanco y negro, Moore y sus colaboradores
configuraron, sin saberlo, el tebeo mainstream adulto no superheroico de las siguientes décadas. Sandman, Los libros de la Magia, Hellblazer y tantos otros títulos y personajes no son, en el fondo, sino hijos de esa criatura de cieno y hiedra.
este es el primer número de la cosa del pantano, que planeta agostini a decidido reeditar.
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